viernes, 13 de diciembre de 2013

Apocalípsis Now

En el último mes de año, en el que se cocina todo lo que pasará con los premios Oscar, he aquí una película que no será nominada ni ganará nada, pero que de seguro sí ganará varios adeptos y posiblemente se convierta en una de las películas del año. ¿Exagerado? Compruébelo usted mismo. Sexo, drogas, rock and pop y risas garantizadas. Eso es lo que es y realmente vale en Este es el fin de Seth Rogen e Evan Goldberg, un desborde bienvenido entre tanto otro que no lo es.


Desde el vamos debemos aclarar que no es este un análisis objetivo ni mucho menos, ya que adoramos a esta gente, con sus defectos y sus virtudes (que son más que aquellos seguro). "Esta gente" son Seth Rogen, Jonah Hill, Danny Mc Bride, James Franco, Jay Baruchel y Craig Robinson. A todos ellos los conocemos de varias de las mejores comedias de los últimos años, cortesía de la factoría Apatow (desde Freaks and Geeks hasta Funny People). Si bien hay mucho del bueno Judd en sus abundantes dosis de escatología, bromance y referencias pop en abundancia, lo cierto es que eso también es parte de la dupla que dirige este film, que escribieron a cuatro manos los guiones de ese clásico moderno que es Superbad, espantosamente estrenada aquí como Supercool (?) del 2007, y de ese traspié importante que fue El Avispón Verde, 2011 (que también lo fue para su director, Michel Gondry).


Si bien al ver una película de estos tipos uno sabe más o menos a qué se va a enfrentar, es notable como los momentos sorpresivos  no dejan de estar y nunca pierden efecto, tanto en los gags, las improvisaciones -o no- que sobrevuelan prácticamente todos los diálogos y hasta en los momentos en los que parece que dejamos de ver la película que veníamos viendo hasta ese momento para pasar a otra (hecho que se logra a golpes de efecto deliberados por el tono mismo que la dinámica del film reclama). Por momentos pasamos de una comedia ácida y de  tono hasta seco si se quiere, que remite más a los tramos pseudoreflexivos de la segunda mitad de la mencionada Funny People , a ser tomados por el cuello para ser sumergidos en La Guerra de los Mundos en su versión spielbergeriana o en la muy british Shaun of the Dead (2004).


Si bien esto puede sonar a pastiche, todos los implicados, que se supone se interpretan a sí mismos (aunque le realidad es que interpretan a la versión estereotipada por la gente de ellos mismos) llevan tan bien adelante ese papel que se adjudicaron que uno no puede para de reír con mueca incómoda cuando  gritan, se cagan de miedo como nenes  y hasta cuando se sienten aludidos cuando hablan de tetas. 
La excepción  en este sentido es la del notable Micahel cara de nada Cera, que lo que menos resulta es introvertido, revelándose como un cocainómano a cara descubierta al que no le cabe nada y, por ejemplo, le toca el culo a Rhianna, claro está que llevándose un buen cachetazo.


Quizá lo único a achacarle a este film es el hecho de que varios de los chistes son para entendidos acerca de la obra de cada uno de los actores, inclusive los cameos de otros famosos que prácticamente no duran nada, como el de Jason Siegel al comienzo del film, son autoreferenciales, y eso, si bien puede ser buenísimo para uno que se preocupó por ver cada una de las películas de todos de los protagonistas, no es tan amable con el espectador promedio. Sin embargo, el espectador promedio ¿cuál es, dónde está y qué carajo importa el mismo si se acaba el mundo? 
De la noble idea de burlarse de ellos mismos derivan en algunos comentarios o escenas que, si bien no dejan de ser graciosas (el falso trailer de Pineapple Express 2 es un buen ejemplo) los demuestran un tanto ombliguistas y los convierte en partícipes de un ejercicio tan vanidoso como es el star system del cual se burlan. Por suerte no llegan a ser complacientes. Se salvan porque si bien lo que se refleja por momentos es "nos burlamos de nosotros pero sólo hacemos referencia a nosotros", la honestidad es visible y eso ya es mucho decir (y pedir) para los parámetros del cine actual, y más aun en el cine de Hollywood, y más precisamente en ese delicado género que es la comedia.










viernes, 22 de noviembre de 2013

Mala Tuya

Si bien este año no resultó algo sorpresivo como sí resultó su anterior visita, el texano de corazón californiano, pero venelozano de nacimiento, Devendra Banhart, brindó un correcto recital que, entre tanto que tuvimos este año quizás no se hizo notar demasiado, pero fue parte de esa saludable costumbre que se está dando en Montevideo: shows internacionales de primera calidad con artistas que vienen en sus versiones vivas y no fósiles.


Luego de un celebradísimo show apertura del brasileño Rodrigo Amarante (guitarrista de Devendra acompañado del resto de la banda de aquel, que supo formar parte de Los Hermanos hace ya un tiempo) quien presentó su reciente Cavalo (2013) y ya  pasadas las 22 horas, la banda salió a escena por segunda vez, pero esa vez con el barba, y la cosa arrancó como el último disco que lo trajo esta vez por Montevideo (Mala, 2013) con "Golden girls", para luego arremeter con "Never Seen Such Good Things" y "Baby" de su anterior What Will Be (2009), luego varios temas más de su última producción ("Mi Negrita", "Daniel", "Won´t  You Come Over").


También hubo espacio para una verdadera jam session que duró varios minutos y que levantó la energía de los presentes que hasta ese momento bancaron más que correctamente el show minimilista que estaban viendo. Pero cuando todos suponían (o al menos eso se intuía) que el escenario de La Trastienda podía volverse una pista de baile hipster la cosa se amilanó y Devendra encaró un intermedio acústico en el que intentó corresponder los pedidos del público pero no recordaba las letras o cómo tocar algunos de esos temas, a excepción de "Angelika" (también de su anterior producción) y un tramo de "Santa maría da Feira" por lo que tuvo que pelar lo que tenía en mente y de ahí salió "A Sight to be Hold" que, a esta altura, es algo así como un clásico de su repertorio.



Cuando la gente pidió que tocara un tema "de Caetano" (a quien siempre citó Banhart como una influencia) tras la canchereada de que los pedidos podían ser "temas inventados o de otros"(dicho esto en el más cocoliche de  los españoles posible) el guitarrista Amarante amagó con un par de notas de "Irene" del gran Veloso pero la cosa quedó por ahí, Devendra estaba más disperso que focalizado y la cosa siguió con "Brindo" y "Feel Like Just a Child". 

El momento de los bises llegó y fue con "Carmencita" (sí, ¡el del aviso y el del video de Natalie Portman bailando en ese improbable musical de Bollywood!) y por lo visto todo el mundo contento. No fue el show del año pero fue uno bueno, otro más para sumar a este 2013 de visitas ilustres.

viernes, 15 de noviembre de 2013

Mutaciones

Todos aquellos que nos enteramos de repente que el eterno niño blondo tocaría en Montevideo fuimos recompensados al consumarse el hecho el pasado martes en una noche de clima ideal como marco para lo que fue uno de los shows del año.

El clima era de expectativa absoluta. Si bien eso pasa cada vez que toca alguien que a uno le gusta, no necesariamente debe sentirse como algo generalizado ni tiene por qué verse reflejado en los demás de la misma manera. Sin embargo, en la puerta del Gran Teatro Metro (que alberga tanto a Dady Brieva y Tony Camo como a Herbie Hancock y de quien nos toca escribir sin distinciones) era todo ansiedad, se notaba a la gente suponiendo y especulando qué tocaría y cómo. Lo que seguro no esperaban  era que el show que surgió de otro que no fue (Beck suspendió en Porto Alegre y el viento lo trajo por aquí) fuese uno de los  mejores del año, en un año plagado de los shows del año (Television, Daniel Johnston, Franz Ferdinand, Black Keys, Lee Ranaldo, Blur, ¿Chuck Berry?).

La cosa empezó de modo previsible pero podía causar temor en quienes habían pagado una fortuna o iban a escuchar 'Loser' (a la cual quemó a poco de empezar el recital): el comienzo fue con 'The Golden Age' (de ese disco hermoso pero torturado que es 'Sea Change' del 2010) y 'Lazy flies' de 'Mutations' (1998), luego vino 'Sunday Sun' también del disco del 2010 y 'Jack Ass' del su celebrado 'Odelay' (1996). Hasta ahí todo bien, pero esta versión dylaneana de Beck (incluyendo saco y sombrero negros) amagaba con hacer un set acústico que podía gustar o no pero no era lo que la mayoría esperaba. Eso hasta que arremetió con 'Devil´s Haircut' y ahí todo el mundo dejó sus butacas para bailar y demostrar un entusiasmo que no es usual en el público uruguayo. Luego vinieron 'Novocane' y el mencionado 'Loser' y, de ahí en más una seguidilla imbatible de temas como 'Hotwax' y algunos más recientes como 'Guero', 'Debra' (el único tema de ese disco en el que quiso ser Prince que es 'Midnite Vultures'), 'Black Tambourine' y 'Think I'm in Love' en el cual metió un fragmento de 'I Feel Love' de Donna Summer entre otros. También se le animó a 'Tainted love' de Soft Cell y hasta ' Billie Jean' de Jacko.

La complejidad sonora de algunos temas del californiano,que uno podría pensar se les harían difíciles en vivo se evaporó con la gran banda con la que vino,  que contaba en sus filas con en Smokey Hornel en guitarra, que tocó con, entre otros nenes, Johnny Cash y Tom Waits; el bajista Justin Meldal-Johnsen que aportó gran parte del carisma de la banda y a quien se notaba como el más efusivo de todos; el baterista Joey Baronker (que tocó con R.E.M y Thom Yorke) y el tecladista Roger Manning. En cuanto al mismísimo señor Hansen, todos sabemos que puede ser un témpano y al mismo tiempo ponerse a bailar, hubo más de lo primero y menos de lo segundo (quizás debido a sus problemas de salud que en sus propias palabras quizás no le permitan sacudirse como antes) pero aun así el show fue demoledor y dejó a todos contentos, la lista de temas fue prácticamente irreprochable (sólo faltaron hits como 'The New Pollution', 'Sexx Laws' y ´Mixed Bizness') y el show de más de dos horas fue así de largo porque al ser su primera vez en Montevideo el mismo Beck se comprometió a hacer un "show largo".

Luego vinieron los bises y con ellos, otro amague de tranquilidad. 'Lost Cause' fue seguida de 'Fourteen Rivers, Fourteen Floods' (el tema más viejo de su repertorio esa noche, perteneciente a su álbum folkie 'One Foot in the Grave'), una versión cuasi punk de 'Girl', 'E-Pro y el gran final con 'Where It's At'. Luego de terminado éste, Beck desapareció y la banda quedó un momento sola. No lo volvimos a ver ni salió a despedirse pero nosotros quedamos con la sensación de que no hacía falta. Todo fue dicho en una noche en la que todos aquellos que pudieron estar recordarán por siempre.

lunes, 27 de mayo de 2013

Soñando despierto

Siguiendo en la línea de comentar películas que no nos llegan, nos metemos con el segundo largo como director del niño Coppola (hermano de Sofia e hijo de Francis Ford, por supuesto). Se llama A Glimpse Inside the Mind of Charles Swan III y esto es lo que tenemos para decir sobre el mismo en Spleen.


Otra de las películas que parece no nos quieren dejar ver es el último opus como director de Roman Coppola, amigo de correrías de Wes Anderson (escribió junto a éste los guiones de The Darjeeling Limited y Moonrise Kingdom) y conocido director de videoclips, algunos de ellos notables, ("Last Nite" de The Strokes, "Revolution 909" de Daft Punk y un buen puñado de los videos de Phoenix, la banda de su cuñado, entre otros) que lo volvieron parte de toda una generación de innovadores en este ámbito, de los que Spike Jonze (que en algún momento también fue su cuñado) y el francés Michel Gondry siempre fueron las cabezas visibles.
Todos estos nombres no son sólo meros caracteres para hablar de que, como en uno de los films de papá Francis, todo queda en familia (sí, hablamos de El Padrino), sino porque de todos ellos hay un poco en esta película, cuyo único link con el presente y con lo que consumen las nuevas generaciones adictas a las series es su actor protagónico: Charlie Sheen, quien, como en la serie que lo volvió más masivo (Two and a Half Men) también se llama Charlie; todo lo demás, argumento, trama, situaciones y demás reparto (Bill Murray, Jason Schwartzman, Patricia Arquette) guardan una relación lógica con esa tríada de directores.


El título de esta nota hace referencia al espantoso título que aquí en nuestras salas tuvo en suerte el cuarto largo de Michel Gondry (The Science of Sleep), que protagonizó Gael García Bernal, en el que el protagonista no distinguía entre realidad y sueño, situación esta que llevaba al protagonista a hablar en varios idiomas. Bueno, un poco de eso también hay en esta película ya que Sheen (de verdadero apellido Estévez) además de tener un jocoso diálogo en español junto a su empleada doméstica parece estar todo el tiempo viviendo a través de lo que sueña o piensa tras la ruptura amorosa de su última pareja (Kathryn Winnick, que está muy parecida a Scarlett Johansson aquí), hecho que también lleva a pensar en Eterno Resplandor de Una Mente Sin Recuerdos del mismo Gondry. Pero como decíamos más arriba, las comparaciones no se terminan ahí, el hecho de que estemos viendo a través de la mente de Charlie también nos retrotrae a ese film hoy clásico que es ¿Quieres Ser John Malkovich? de Spike Jonze (en el que Sheen actuó). Por si esto no fuese suficiente el film se ambienta en los '70, y por lo tanto la puesta en escena y toda la estética del film, son las mismas que las que hoy ya son para nosotros marca registrada de su amigo Anderson (más el plus de objetos "locos y copados" propios de los clips de Gondry).


Entonces viene la pregunta: a pesar de ser casi un cúmulo de clichés (que es cierto que no cualquiera podría aunar en un film así como así) ¿es A glimpse... una película valiosa o disfrutable? Sí y no. Hay que decir a favor que es la posibilidad de ver nuevamente en un protagónico que no sea Scary Movie 3 a Chartlie Sheen, que para quienes lo conocen únicamente de más acá en el tiempo ha sido uno de esos actores que, en la tradición de Jack Nicholson, parecen hacer de ellos mismos (mujeriegos, borrachines y un tanto drogotas, en una palabra: fiesteros) y que supo trabajar con directores de la talla de Clint Eastwood (El Principiante) y Oliver Stone (Pelotón, Wall Street y su secuela). Es cierto que la película está por encima de la media de lo que nos llega desde Hollywood ( la última toma del film en la que cada actor se presentaa sí mismo y nombra el personaje que interpretó, sumados a la leyenda de "este film fue filmado en Hollywood" antes de los créditos propiamente dichos son una deliciosa tomada de pelo que demuestra que con ingenio se puede salir de las normas tradicionales de la industria), sin embargo es inevitable ver un tono un tanto ombliguista y de repetición, ya que prácticamente todo lo que aquí podemos ver en cierta forma ya lo hemos visto antes y hasta mejor.


De no haber sido por la existencia de todas las películas que se mencionan anteriormente el film de Coppola jr. (que mientras más viejo y gordo se pone más se parece a su padre), sucesor de otro experimento de similares características (CQ del 2001, que hasta hace poco podía verse en la señal de cable TNT), podría considerarse una pequeña obra maestra. Igualmente vale la pena buscarla y disfrutarla sin tener en cuenta todo esto ya que películas como estas no son cosa de todos los días.


sábado, 25 de mayo de 2013

Volviendo a las Cavernas

Como lamentablemente siempre sucede no fuimos muchos, pero sí los suficientes para sentir el poder del ahora definitivo power trío (nunca mejor aplicado el término) que ayer hizo vibrar al público montevideano. Hablamos de Pez, claro está, y esta es la crónica de cómo los de Boedo sacudieron al público presente en las instalaciones de Bluzz Live.

Se habló durante mucho tiempo de Pez como "el secreto mejor guardado del rock argentino" y cosas por el estilo, pero frases como estas deben ser consideradas de antaño ya que desde hace mucho tiempo es una saludable costumbre que una vez por año (o casi) tengamos un nuevo disco de Pez, no necesariamente en las bateas, ya que no se hace fácil conseguir sus discos por aquí (¡y encima les quitaron los que traían para vender junto con unas cuántas remeras en la aduana!). A pesar de todos estos contratiempos, la música y las ganas de tocar siguieron intactas y los comandados por Ariel Minimal (que alguna vez supo ser guitarrista de Los Fabulosos Cadillacs) dieron un show ajustadísimo, poderoso y vital. La sesión de espiritismo se dio como debía darse.




Asentados en su formación de trío (a Minimal en guitarra y voz se le suman esos dos monstruos que son Franco Salvador y Fósforo García en batería y bajo respectivamente) no se notó en ningún momento la falta del teclado que en otros tiempos quizás resultó fundamental para los sonidos con los que experimentaba la banda. Porque convengamos que ya desde hace años Pez volvió a las raíces, a ese sonido primigenio de discos como Quemado (1996) o su primer disco homónimo (tienen más de uno) de 1998. Ya desde El Porvenir (2009) Minimal y los suyos dejaron de lado esas incursiones tangueras, deudoras tanto de Rodolfo Mederos, Litto Nebbia o los más piazzollano de Almendra o Invisible, así como también dejaron de lado un posible sonido acústico como el de Hoy (que es el que Minimal desarrolla más en sus discos solistas y junto a Flopa Lestani, que acusa influencias del folk de Crosby, Stills & Nash) y ni que hablar de "lo progresivo", que dejaba ver la influencia de bandas como King Crimson y Yes, o versiones actualizadas de estos como The Mars Volta, para volcarse de lleno a un sonido que es más deudor del primer hardcore de Black Flag o de el sonido de bandas como Misfits o Queens of The Stone Age y tocada como pocas bandas pueden tocarla. Porque no sólo de fuerza y entrega se trata Pez, sino también de virtuosismo, pero no del mal entendido, del "mirá que bien que toco", sino del necesario para llevar adelante un emprendimiento como este.




Pez es una una topadora de gente que toca bien, muy bien. Y al palo. Presenciar temas como "Último acto", "Fuerza", "El desengaño" o "Los caretas del reggae se lo quieren llevar pero el porro es del metal" (gran título) es como recibir un cross a la mandíbula, como un sacudón en todo el cuerpo, pero también pueden bajar algunos decibeles sin perder un ápice de su fuerza y ganando en intensidad como sucedió cuando tocaron "Por Siempre" y "Maldición" (de su fundamental Folklore del 2004), "La estética del resentimiento" o la deliciosa "Roma" (a la cual quien esto escribe pidió como un energúmeno hasta que en un momento Minimal interpeló al público presente para que dijeran qué temas querían escuchar y el pedido fue finalmente complacido). También hubo lugar para temas de su último álbum (Nueva Era, Viejas Mañas) cuyo título es una clara alusión a lo comentado más arriba: en pleno 2013 Pez suena como a fines de los '90. Así fue como pasaron "La casa del horror" o "Los verdaderos sonidos de la libertad", título este que como el del disco, es una verdadera declaración de principios.
La sensación general del público que también estuvo en su show del año pasado en el mismo lugar es que este fue menos desordenado y más preciso y contundente. Con un sonido de puta madre que nos dejó con ganas de más es que nos fuimos del lugar. Vuelvan cuando gusten.
















jueves, 16 de mayo de 2013

Pequeñas Escenas De La Vida Conyugal

Justicia. Eso es lo que intentaremos impartir a nuestra manera en Spleen, escribiendo sobre aquellas películas que queremos ver y no nos llegan a tiempo, cuando lo hacen es en formato hogareño o directamente nunca llegan, por lo cual uno debe recurrir a la web, no siempre contando con las mejores condiciones. Fuera de todos los contratiempos mucho del mejor cine está pululando en la red o debe alquilarse. De este es el cine del que nos ocuparemos de aquí en  adelante (salvo que ocurra el milagro de un gran estreno). Por esta razón nos metemos con la última de Apatow.


Retomando a una pareja secundaria de personajes de su film Knocked up  (2007), horriblemente traducido aquí como Ligeramente Embarazada, Judd Apatow arremete contra todo lo que arremetió en sus filmes previos, pero enfocándose particularmente en la vida en pareja y la familia. Pete (Paul Rudd) y Debie (Leslie Mann, pareja de Apatow en la vida de real) deben sobrellevar todo lo que aquellas conllevan: a sus dos hijas, las particulares relaciones con sus no menos particulares padres, sus respectivos negocios y el paso del tiempo.

Con respecto a la vida en pareja Apatow no tiene concesiones y se nota en el tono autobiográfico del film, que debe servirle como catarsis y para exorcizar demonios, más aun siendo su propia pareja quien interpreta el principal personaje femenino. Si bien uno puede reírse de las situaciones y chistes, todo se da en un contexto para nada gracioso y quizás nos llegue a dar gracia por incomodidad e identificación. Lo que muestra el director es nada más y nada menos que los conflictos que acarrean la inmensa mayoría de las parejas y están puestos ahí, en nuestras narices, sin filtros, para que podamos ver lo ridículo que puede resultar todo desde afuera aunque en la vida diaria sea lamentablemente cierto y muchas veces hasta inevitable. En cuanto a las hijas (interpretadas también por las hijas del director, Maude e Iris Apatow), la más grande tuvo su primer período (en español neutro) y está fácilmente irritable, rechaza a su hermana que parece que lo único que quiere es jugar y para colmo de males, pasa enganchada como una enferma viendo Lost en su computadora, mientras que  la más pequeña por estos motivos se siente desplazada y rechazada y también harta de ver como todos gritan y discuten. Por momentos parece ser ella la más concienzuda de todos los integrantes de la familia. Es excelente el trabajo de ambas y muy loco cómo Apatow hace rendir a sus tres mueres en cámara. A todo esto como decíamos se suman los padres, el de él (genial Albert Brooks), un judío tacaño que dice vender cortinas aunque lo cierto es que no hace nada salvo pedirle prestado a su hijo y pelear a su nuera y para colmo tiene trillizos con su nueva pareja ya de grandes. El de ella (también genial John Lithgow) siempre estuvo ausente y también tiene su familia aparte ya de veterano y aparece aparentemente de la nada para recomponer relaciones.


Como es de suponer nada de esto será fácil y Apatow lo pone sobre la mesa a través de diálogos filosos y momentos inesperados que, sumados a las risas descontracturantes, son marca del director. No es novedad para quienes hayan visto sus películas previas que las escenas (y las situaciones que se desarrollan dentro de ellas) no suelen terminar del modo previsible como ocurriría en casi toda película por un tema narrativo: puede desacomodar al espectador y hacerlo pensar que algo no cierra o que la atmósfera se enrarece, y en ese sentido es que Apatow triunfa, ya que esa búsqueda es totalmente deliberada. Quizás en el único frente que parece hacer agua el director es cuando se habla de los negocios, con sus apuntes innecesarios sobre "la crisis" que, sin embargo, gracias al trabajo de él (es dueño de un pequeño sello discográfico) embellece al film con música de la buena, hasta permitiendo la aparición del héroe de culto de los '70 Graham Parker y Ryan Adams (no Bryan, a no confundir), por sólo nombrar lo más sobresaliente en este aspecto.


Hay una conjunción entre el humor guarango, gráfico y fumeta de sus dos primeros films como director (Virgen a Los 40 y el mencionado Knocked Up) y el antecesor del que nos ocupa (Funny People, por supuesto conocido aquí con su horrible título local Hazme Reír) que fue una bisagra en la carrera de Apatow justamente por tratarse de algo que parecían dos películas en una, la comedia y el drama aparente que arrancaba de golpe y porrazo y que cambiaba radicalmente la perspectiva de lo que veníamos viendo, teniendo cero condescendencia para con sus personajes y su público.
Si bien no es una obra maestra, This Is 40 es valiosa por jugarse a hablar y hacer las cosas de una manera frontal y honesta como pocas veces sucede y menos en el cine de Hollywood.
Seguramente divida las agua entre quienes la amen o la odien por no poder captar de qué se trata cuando en realidad es, justamente, de lo que quiere hablar el film, de las cosas que no se entienden y que descolocan. La vida misma digamos.















¿Es Esto?

Para todos aquellos que los amaron cuando en el 2001 editaron el genial Is This It  y patearon el tablero con lo que en su momento fue considerada la "vuelta del rock de garage"y el comienzo de "lo retro"The Strokes lanzó un nuevo y desconcertante disco que podrá tener (y producir) muchas ideas pero nunca la de pasar desapercibido.



Muchos se preguntarán desde hace más de diez años ya qué carajo le pasa a The Strokes. Aquellos que adoraron ese cúmulo de citas e influencias que fueran sus dos primeros discos
Is This It (2001) y Room on Fire (2003), que desbordaban de guitarras sucias y desprolijas, estribillos inolvidables y sobre todo mucha frescura en un momento en el que el rock que sonaba (entiéndase el que rotaba en radios y tv) era el ya insoportable y anquilosado Nu metal, quizás no hayan entendido del todo bien el camino que tomaron Julian Casablancas y los suyos desde su tercer opus (First Impressions of Earth, 2006) y menos aun lo que vino después de cinco años de espera (Angles, 2010). Justamente la senda de este último es la que los neoyorquinos siguen recorriendo: una mixtura extraña y delirante basada en los '80 que los acerca más a A-Ha ("One Way Trigger" que también fue comparado con ¡¡Maná!!) que a The Stooges, Television o The Buzzcocks como sucedía en sus comienzos). Es por esta razón además que todos intuyen que ante el desgano general tras  todos estos años de idas y venidas (esto puede notarse hasta en la  portada, en la que apenas aparece el nombre de la banda y el disco en un fondo rojo con el logo bien grande del sello discográfico, que más que emular a viejas portadas de discos parece una ironía al respecto de toda la situación) quien tomó la posta musical fue el líder y cantante Casablancas, ya que muchos de los temas del disco recuerdan -en sus buenos y malos momentos- al efervescente y desprejuiciado hasta ahora único disco solista suyo (Phrazes for The Young, 2009).


Tanto "80's Comedown Machine" así como "Chances" y "Slow Animals" suenan más a Phoenix que los propios Phoenix, el sello distintivo sigue siendo la voz de Casablancas, pero en cuanto a lo musical si recuerdan en algo a su primer sonido es a The Cars, lo más New Wave que se podía rastrear en sus comienzos y un par de temas que nos recuerdan por qué esas guitarras en su momento habían llegado para salvar el rock ("50/50", "All The Time") según algunos. De cualquier manera semejante carga no tiene que ser tenida en cuenta por el grupo, ya que hay bandas que son celebradas justamente por sus saltos al vacío musicales y por sus cambios de sonido para desconcertar a quienes se habían enamorado de una idea (Radiohead por ejemplo), el asunto es hacia adónde apunta ese cambio y si se lo puede tomar por evolución. Pero todo esto en cuanto a uno con sus subjetividades, ya que perfectamente The Strokes puede que se estén cagando olímpicamente en su público y hacen esto para generar controversia y dejar a todos descolocados, anulando el carácter previsible y reiterativo que muchos de los escuchas tienen (tenemos) cuando esperan algo de sus artistas favoritos (¿significará esa risa general de los músicos al final de "Slow Animals" que los muchachos se salieron nuevamente con la suya?,vaya uno a saber). Lo cierto es que fuera de ser un disco malo ni mucho menos, Comedown Machine trae de vuelta al ruedo a The Strokes para bien o para mal,  pero los trae al fin, ya que un disco imperfecto de ellos tiene mucho más para dar que lo uno puede suponer en sus primeras impresiones.






                                         

jueves, 9 de mayo de 2013

Nada de Cosas Raras

El ya mítico grupo de Alberto "Mandrake" Wolf estuvo en la Sala Zitarrosa  para presentar el flamante Monstruo, y lo hizo por partida doble. Spleen estuvo ahí en la primera fecha y esta es la crónica.

Sin teloneros, sin estridencias y sin gran escenografía. Eso sí, la Zitarrosa llena. Quince minutos después de las 21 horas Alberto Wolf y Los Terapeutas, que es lo mismo que decir una de las mejores agrupaciones del Uruguay salen a escena y, sin mediar comunicación con el público, arremeten con el bello e intenso "Escolopendras" ("nombre común de varias especies de miriópidos de hasta 20 cm. de longitud, con cuerpo brillante y numerosas patas dispuestas por parejas", según la Real Academia Española) que es también el que abre el disco. Le siguieron "Yo Quisiera Saber", "Miente" y el gran "Alivio", de lírica deudora de Quiroga y densidad beatlesca. Otros momentos altos fueron "Rojo", para el cual el coproductor del disco junto al bajista Daniel Jacques, Guillermo Berta, subió par acompañar en percusiones varias que hicieron que por momentos Wolf y los suyos sonaran al Radiohead de "There There" y el genial "El Yaguarón", que comienza casi como "Get On Your Boots" de U2 pero que a diferencia de éste último, cuenta la historia de unos pibes que durante la final de la Copa América en la que participó Peñarol en el '87, estaban en la aduana esperando por el gol de El Bomba Villar para pasar porro y a eso se le suma la delirante historia de ese monstruo guaraní llamado, justamente, Yaguarón.- Antes de empezar a ejecutar el tema, Mandrake se lució contando la historia del tema, mostrando así sus dotes de comediante stand-up. Bono no podría haberlo hecho.


Para el gran "Mis Héroes" (¡inspirado en Watchmen!) hubo sección de vientos que fue aprovechada para tocar el clásico "Cococho" que sonó "como a mi me hubiese gustado, como debería haber sido grabado realmente", según las propias  palabras de Mandrake, para lo que fue el único tema ajeno del disco hasta ese momento. Luego vinieron "Las Mentiras", el frontal y cerdito "Dos Monstruos" y con Wolf solo en el escenario el hermosísimo "Es Inevitable".
Luego de haber tocado íntegro el disco pelaron esa magnífica tríada del ineludible y ya clásico De, el disco que les dio la definitiva popularidad y los premios. Así pasaron "De Tan Libre", "De Desesperados" y ese tre-men-do blues rock que es "De ellos dos" para luego cerrar con "Es Fácil Desviarse" ("el tema mío preferido de mi viejo" según el cantante).
Intimista, conciso y breve. Así fue el show de los Terapeutas. Nada de Cosas Raras.
De yapa algún videíto de la banda que, a pesar de no formar parte del disco como es el caso de "De Desesperados" amerita un nuevo visionado y, en el caso de "El Yaguarón", uno de esos videos que hace la gente, que son de poca confianza y fidelidad, pero que en este caso ilustra la historia del tema en un footage insólito.





                                          



jueves, 2 de mayo de 2013

Conocerse, Claro Está, Que Necesita Su Tiempo…



Conocerse, Claro Está, Que Necesita Su Tiempo…

Hace unos meses salió un extenso libro-objeto sobre el genial trovador uruguayo, Santiago Pereira se lo devoró en su momento y nos cuenta de qué va. 

Entre la oscuridad y la luz, entre el micrófono y la penumbra, entre el ángel y el cuervo, así son las 480 páginas que encierran los matices, o las diferentes historias y miradas, de la vida y obra de Eduardo Darnauchans.

Un libro que tiene su piedra fundamental en una serie de entrevistas entre el autor y el protagonista. Un trabajo minucioso, exhaustivo, una profunda investigación y numerosos encuentros con personas de su círculo más íntimo, hacen de éste, un material de excepción en la historia literaria de la música uruguaya.

Marcelo Rodríguez nos introduce en un maratónico y torrentoso recorrido a través de los pasos de uno de los artistas más inclasificables y singulares del Uruguay. Navegando entre tinta y papel uno se encontrará con todas esas personas reales y ficticias que dieron mito a la figura del trovador, del songwriter, del intelectual, del hombre que se inventó a sí mismo, y del otro, aquel que no pudo desprenderse de las alas negras que lo sobrevolaron, aún antes de su nacimiento. Una biografía que comienza como anticipando el final, como dictaminando un destino ineludible.    

El Darno y su infancia, sus antepasados, sus amores, los días de pensión, su relación con la muerte y su modo de exorcizarla, su estadía en la vecina orilla, la dictadura, su prohibición, sus trabajos paralelos a la música, sus actuaciones, el elogio de la prensa, el olvido del estado, sus amigos, sus enfermedades, los bares, la noche, el alcohol, sus cigarrillos, su rojo corazón, la literatura, el rock and roll solapando su alma, sus peleas, su familia, Minas de Corrales, Tacuarembó y su grupo, Montevideo, Dylan,  los Beatles, Donovan, Antoine, Zitarrosa, su estética, su antiestética, los recitales, sus músicos, y el arduo y obsesivo cuidado de las canciones, denotando el respeto y el amor al arte por sobre todas las cosas, se abrazan en un gran coctel compuesto de testimonios, facsímiles de manuscritos, afiches, fotos, anécdotas, fechas y cuanto haya pasado por los 53 años de este empedernido romántico.

El libro cierra con un repaso total de su obra en una completa discografía, y el obsequio de una primera edición que trae como yapa la presentación del disco El Trigo de la Luna, un Darno en todo su esplendor vocal e interpretativo.

“Esas voces viven de siempre en el mundo, yo recojo el eco de lo que antes hubo…” parece ser un buen ejemplo a éste acercamiento de la estatura humana y artística de Eduardo Darnauchans Miralles. Un libro que como señala Washington Benavides en su prólogo, reconforta…




ENTRE EL ÁNGEL Y EL CUERVO, de Marcelo Rodríguez, Perro andaluz ediciones, Montevideo, 2012, 480 páginas.


De yapa tres videos imperdibles: el darno en lo de Julita moller (por favor chequeen el animal print de la conductora) cantando solo con su guitarra nada más y nada menos que "Final"; luego una actuación junto a Silvia Meyer al piano haciendo la impresionante "Pago" y para coronar la subida, el único videoclip oficial del maestro. ¡Bon apetit!










domingo, 28 de abril de 2013

El Sentido de la Duda

Luego de más de diez años sin saber qué era de él, el "duque blanco" vuelve a las canchas y como siempre, lo hace en buena forma, dando a luz uno de lo acontecimientos musicales de este año y uno de los mejores últimos álbumes del artista camaleónico por excelencia.

David Bowie- The Next Day


Uno de los temas de gran Heroes (1978) era el que lleva por título la frase que encabeza esta reseña ("Sense of Doubt") y justamente es lo que fomentó en nosotros durante todo este tiempo (una larga década) y hasta la actualidad el gran David Bowie. Luego de Reality (2003) y tras un episodio cardíaco, el londinense desapareció de la faz de la tierra alimentando todo tipo de rumores que hacían esperar por la peor de las noticias. Sin embargo, y para sorpresa del mundo entero, el día de su cumpleaños número 66, el  artista subió de la mismísima nada el video de "Where Are We Now?" y devolvió la esperanza a todos aquellos que habían renunciado a la idea de tener más de Bowie en estos tiempos que corren. La mención de un tema de aquel disco del '78 no es arbitraria, para la portada de este disco no hay foto actual del artista, el arte se limita a colocar por sobre la tapa de aquel disco, un recuadro blanco en el que figura el título del disco. Para sumarle más misterio a todo el asunto Bowie no ha dado declaraciones, entrevistas ni nada, aumentando así el suspenso y reforzando otra campaña publicitaria efectiva más alrededor suyo. Recordemos que si hay algo que ha sabido realizar notablemente es venderse a sí mismo, ya sea adoptando diferentes nombres y personajes para cada disco, virando el timón musical si se le antojaba o si la moda lo dictaba. Esta movida entonces no es antojadiza, es quizás (o no) el nuevo movimiento maestro publicitario para su figura. Claro está que su reclusión en Manhattan y su desaparición momentánea no fueron parte del plan, fue para preservar su salud y criar a su pequeña hija pero sirvió como parte de todo esto de lo que somos partícipes: las diferentes revistas especializadas debieron recurrir al archivo fotográfico para ilustrar sus portadas ya que no habían fotos de prensa actuales. David siempre logró que se hable de él. Lo más parecido a una aparición pública que nos confirmó que estaba vivo fue su participación en el video del segundo corte de difusión ( "The Stars (Are Out Tonight)") y 42 palabras sueltas (sí, leyó bien) que le envió al novelista Rick Moody, quien como fanático empedernido le pidió al mismo artista una opinión sobre el disco para un ensayo que tenía en mente sobre él. Ante esto el Bowie accedió enviándole las mencionadas palabras.


Dejémonos de estrategias comerciales y vayamos a la música. Podemos decir que este es un disco cien por ciento Bowie, algo así como un pantallazo por (casi) todos los momentos de su carrera, cosa que no acostumbra a hacer ya que siempre está o bien un paso adelante o bien adaptándose a las tendencias del momento. El comienzo es con el tema que da nombre al disco, con un tinte cuasi glam a la "John The Lion" (de Low, de 1979), nada que ver con lo que uno podía esperar al escuchar el mencionado primer corte del disco, de corte más sombrío y reflexivo (aunque notable) que nos podía hacer pensar en un álbum más denso. Aquí el duque y los suyos no escatiman en ataques guitarreros ni electrónicos que lo acercan a su experimento drum´n´bass y medio industrial que fue Earthling en el '97 ("If You Can See Me"), ni tampoco a ese funk de groove cocaínómano que tanto rédito le dio en los '80 ("Dirty Boys"). El resto como decíamos antes es puro Bowie, canciones que al escucharlas sólo podríamos identificarlas con él. En este sentido las notables "Valentine's Day" y "The Stars (Are Out Tonight)" son dos buenos ejemplos. 
Puede que todo esto tenga que ver con el hecho de que Tony Visconti, quien produjo algunos de los discos emblemáticos de la carrera del artista (Heroes, Scary Monsters) y lo conoce desde hace años, pudo descodificar las ideas de este Bowie versión 2013, que ni bien comienza el disco reza "here i am/ not quite dying" ("aquí estoy/ no exactamente muriendo"), un poco dándoles por la cabeza a quienes lo daban por muerto ¡Y vaya si está vivo! A los 66 Bowie sigue dando cátedra, y muchos venderían su alma al diablo por llegar a esa edad como él. Por suerte como lo de David sólo fue un coqueteo lo tenemos de regreso.  

                                         

                                    
                                     

                                    

                                    

                                    

                                  
                                      


                                          





viernes, 26 de abril de 2013

Música Para Pastillas

Otra de las visitas ilustres que ha dado este nutrido mes de abril fue la de el antihéroe Daniel Johnston, que ante a un concurrido escenario de La Trastienda y gracias a unos ajustadísimos Eté y Los Problems como banda soporte, brindó un intenso y conmovedor show.

Nadie podía quejarse. Quienes concurrieron al escenario de La Trastienda ayer jueves eran conscientes de lo que iban a ver. Daniel nunca estuvo bien (si no chequear el excelente documental The Devil And Daniel Johnston de Jeff Feuerzeig), menos lo está ahora que se asemeja peligrosamente a Pepe Mujica  en posición cuasi  johnnyrottenesca para agarrar el micrófono. Pero lo de Johnston no tiene filtros, tanto en la lírica como en la forma que siempre tuvo para tocar sus instrumentos, es música y letras que salen de las entrañas, puro sentimiento. Así como no tiene filtros en lo musical tampoco los tiene frente a su público para sonarse la nariz, toser, llevarse las numerosas botellitas de refrescos que le habían dejado e incluso para preguntar con cierto asombro y simpatía si "la marihuana es legal acá en Sudamérica".


Lo cierto es que gracias a la sabia decisión de hacerlo salir a escena con la banda soporte desde el vamos, que en este caso fueron los notables Eté y Los Problems (que también fueron teloneros del show), la cosa no fue tan tortuosa para Daniel que, según contaban las crónicas desde la vecina orilla, cuando salió a tocar solo con su guitarra se puso nervioso, olvidándose de acordes y letras y debió salirse del protocolo empezando el show con la banda soporte.


Se notaba que Los Problems habían ensayado sus temas y que le tenían afecto al repertorio (se los veía disfrutando como niños así como Johnson de la misma forma disfruta de los cómics). Inclusive algunos temas sonaban mejor musicalmente que en sus versiones originales. Recordemos que lo de Johnston si bien está lleno de sentimiento y bellas melodías que echan un poco de luz a su tortuosa vida, es bastante tosco y rudimentario, pero ni se notó a excepción de cuando se sentó ante su pequeño piano a interpretar solo un tema (el cual no pudo terminar).
El show duró apenas 45 minutos pero no dio la sensación de faltar ni sobrar nada como si puede habernos sucedido a los que tuvimos la suerte de ver a Television el lunes anterior (nada más diametralmente opuesto que la perfección de Verlaine y los suyos con lo de Johnston). Pasaron algunos de sus más emblemáticos y hasta versionados temas como "Walking The Cow" (que en vivo tocó alguna vez Pearl Jam), "Speeding Motorcycle" (del que se hiciera cargo allá a principios de los '90 Yo La Tengo) y hasta se le animó a una versión de "I´m So Tired" de sus amados The Beatles.


Claro que no faltó el  clásico "True Love Will Find You in The End" (que tiene versión de Beck) y temas como "Impossible Love". Para cerrar -cuando todos pensamos que no volvía- Daniel fue traído por los integrantes de Los Problems y se animó a cantar el solito y a capella "Devil Town", y esa última imagen de él solo desnudando sus sentimientos en uno de los temas más descarnados y concisos de su repertorio sirvió a modo de broche perfecto para un show entrañable.

miércoles, 24 de abril de 2013

Triángulo de Amor Bizarro



Ya nos ocupamos del año que pasó. Decíamos de él que estuvo plagado de discos importantes de nombres más importantes aun, pero este 2013 parce no quedarse atrás, ya que desde el comienzo del año bandas como Yo La Tengo, The Strokes o Flaming Lips  han dado a conocer lo suyo. También ha habido regresos como los de gente de la talla de David Bowie, Iggy & The Stooges  y Nick Cave. Así que empecemos con lo más relevante de los lanzamientos de lo que va del año.


Yo La Tengo- Fade


Como siempre a contrapelo de modas y dogmas, el matrimonio musical-sentimental -inquebrantable desde su aparición en 1984- de Ira Kaplan y Georgia Hubley (más el paleta de James Mc New desde el ’92) viene haciendo lo que le viene en gana.
No era de extrañar entonces que pegaran otro pequeño volantazo en este capítulo 13 de su saga discográfica. Los de Hoboken han dejado de lado el quilombo los temas finales de su predecesor Popular Songs y pusieron el énfasis en los climas descontracturados que recuerdan a su clásico I Can Hear  Two Hearts beating As One, ineludible para entender parte del sonido de los '90.


Es de esa manera que si bien la carga eléctrica por momentos está ("Paddle Forward") no adopta el carácter noise ni los arranques feroces de guitarra que por momentos también los acercaban al shoegazing. Es por eso que las más adorables canciones, las que remiten a ese lado pastoral de Velvet Underground (“Cornelia and Jane” cantada enteramente por Georgia, que hace recordar a Nico y mucho) así como las de delicioso sabor country (la hermosa “I´ll Be Around”) están puestas en primer plano.
Hay algo sobrecogedor y de ensueño en este álbum más marcado que en sus predecesores, ya que la calma y la apacibilidad le ganan a la furia eléctrica y la experimentación ruidista. Si en los discos previos la tormenta parecía entrar siempre por alguna ventana de la casa, esta vez parecen haberlas cerrado para que todo suene a puertas adentro, bien hogareño, dándole al escucha la impresión de estar ante el más sereno de sus discos, dejando interferir las bellas melodías por algún sintetizador o algún arreglo de cuerdas, pero nada más, todo muy contenido. Nada de distorsiones y contorsiones guitarrísticas de más de 15 minutos, pura canción, bien al frente y climática, bien pop. El álbum más accesible (también por su duración, ya que es el más corto de todos) del trío hasta el momento y que puede servir a modo de resumen y puerta de acceso para quienes no conozcan a la banda.


Si bien en alguna entrevista Kaplan dijo que se sentían más libres para hacer lo que quieren, no porque alguien se los dice sino porque se les antoja y porque lo han logrado por ellos mismos, lo cierto es que quien parece haber contribuido al menos un poco en todo esto fue el productor John Mc Entire (Tortoise, The Sea and The Cake), quien remplazó a Roger Mountenot que venía trabajando desde hacía años con la banda. Tal vez sea por esta razón, tal vez no, que la belleza de temas como “Is That Enough”, “Two Trains”  o de “The Point of It” es la preponderante en este vital y cálido regreso después de cuatro años desde su último disco. Otro pequeño clásico para sumar a su ejemplar discografía.











Intransigencia

Ante un público que casi colmó el escenario de La Trastienda, los legendarios Television, comandados por el mutante de Tom Verlaine, demostraron lo que es hacer lo que se quiere de la forma que se quiere y, de paso, dar cátedra. Crónica de una noche tras la cual Montevideo y algunos de sus habitantes ya no serán iguales. 


El clima era de expectativa porque prácticamente todos los que estábamos el lunes 22 en La Trastienda -que no eramos pocos vale decirlo- eramos conscientes de que íbamos a presenciar a una de las bandas que forman parte de la historia grande del rock. A las 21:30 Tom Verlaine, Fred Smith, Billy Ficca y el sustituto de Richard Lloyd, Jimmy Rip (sesionista de Mick Jagger y que viene tocando con Verlaine desde hace años) salieron al escenario del barrio Cordón con el ritmo cansino de quien hace las cosas como le place y, tras ajustar sus y instrumentos y tomar posiciones, largaron con "Prove It" del glorioso Marquee Moon, quizás el único disco de la banda que escucharon el 100 % de los concurrentes.
Tras ese tema la noche no sería la misma ni tampoco lo seríamos nosotros. Lo que siguió fue una demostración de que por más grande que se esté se puede sentir pasión por lo que se hace. Aquí no hubo estafas como sucedió exactamente una semana antes en el recital de Chuck Berry en el Teatro de Verano. Los tipos, si bien es cierto que no son tan veteranos, tampoco son ningunos pibes, pero eso no impidió que se sintiese la fuerza de las canciones y la destreza aun intacta.

Fred Smith, Tom Verlaine, Billy Ficca y Jimmy Rip en el sentido de las agujas del reloj (desde la izq.).

Luego de dos temas de su hasta ahora último disco que también fue su regreso (Television de 1992) vino "Glory", de su segundo álbum Adventure (1978) que prometía levantar la temperatura y el nostalgiómetro pero que entre la cierta tensión- respeto tan cara al público uruguayo y la seriedad de quienes estaban arriba del escenario volvió un poco gélido el clima en ciertos tramos del recital así como a la versión del clásico "Venus".
Fuera de todo lo que uno pueda decir el recital mostró a una banda no dispuesta a tranzar con su público aun sabiendo que éste iba por temas específicos. En ese sentido, y no en el musical, se hace visible el matiz punk de la banda. Verlaine y los suyos, un poco a la manera de Dylan, deforman, alargan o acortan cuando les parece una canción simplemente por el hecho de desconcertar, no repetirse a sí mismos y dejarse llevar por la improvisación y los intrincados juegos de guitarras que tanto los caracterizan.
Si bien esto desde el punto de vista de la actitud artística es sumamente valioso, para nosotros que nunca llegamos a pensar siquiera que esto podía ocurrir esperábamos algo más, esos dos o tres temas de Marquee Moon  (aparte del tema homónimo que sí estuvo) que no podían fallar de ninguna manera. Podrían haber sido "Elevation", "Friction", "See No Evil", inclusive "Torn Curtain", pero no. Vinieron dos bises medio desganados que cerraron la velada y mientras pensábamos que no podía ser, las luces (de las que Verlaine se quejó) y la música se encendieron mientras se nos exhortaba que nos retirásemos porque ya había terminado todo. Muchos no queríamos resignarnos a que ya había sucedido, que ya habíamos sido parte de la cápsula del tiempo.
Los beneficios de la retromanía pueden dar lugar a que ocurra que vengan al país bandas como Television pero bajo ningún aspecto puede cambiar o torcer la intransigencia que siempre estuvo, ni para bien ni para mal.


Ya afuera de La Trastienda algunos entre el desconcierto de que las cosas hayan terminado como terminaron y el recital en sí mismo aguardaban para poder ver a sus ídolos o para hacerse firmar algo (un vinilo, una entrada) mientras la ciudad se recomponía ante nuestro ojos como si nada hubiese sucedido y, a pesar de todo, vaya si sucedió.

martes, 23 de abril de 2013

Los mejores discos del 2012 (De por Acá)



No sólo de música en inglés vivimos en Spleen, también escuchamos lo de por aquí, allá y todas partes pero en español. Para no dejarlos afuera porque no encajan en ningún lado por su idioma (y porque son mejores en varios aspectos, bah) a la lista le agregamos un país invitado además de España. Sí, adivinó: Brasil. Aquí van los discos que nos gustaron del año que pasó.

De por acá


La Perla Irregular- América


Una de las joyas en español que el año que pasó nos dejó vino desde de la vecina orilla y fue consagratoria. América es uno de esos discos que de inmediato huele a clásico. Entre Love y el Spinetta de Almendra y Pescado Rabioso, Pablo Vidal y los suyos obtienen justicia con este, su cuarto disco. Poblado de deliciosas épicas surrealistas como “El Aprendiz de Brujo”, “Nosotros los Monos”, “Dios es una Cámara” y la que da nombre al disco, por tan solo nombrar algunas de las quince canciones que conforman este enorme disco. Una  de las verdaderas gemas ocultas del cancionero argentino cosecha 2012 y uno de los discos de los cuales hablaremos dentro de años para definir el sonido del rock argentino de esta época.



Kiko Veneno y Martín Buscaglia- El pimiento indomable 



Otro disco que va por la senda surrealista pero desde un enfoque totalmente diferente. El español y el uruguayo unen amistad y fuerzas en este disco a cuatro manos que - hay que decirlo- suena más a Buscaglia que a Veneno, ya que exuda funk juguetón y lúdico por todos lados, tamizado con adorables canciones casi de cuna. Lleno de letras de lo más delirantes, pegadizas y plagadas de juegos de palabras que también remiten más a Martín que a Kiko, quienes producen este nuevo clásico junto a Nicolás Ibarburu. Además hay invitados ilustres como Rubén Rada y Mandrake Wolf completando la redondez de este gran disco.




Caetano Veloso- Abraçaço



A los  70 años (y con la voz intacta), Caetano entrega su disco número 49 (¡!) y la rockea más que nunca, completando esa especie de trilogía que conforman este disco junto a Zii & Zee y , que también es el nombre de la banda que lo acompaña (comandada por su hijo Moreno y Pedro Sa). Veloso gana en intensidad en lo musical (escuchen si no el tema que nombre al disco) y en las palabras, como cuando dice directamente “a Bossa Nova e foda”. El término “foda” es algo así como el equivalente en el portugués al “fuck” inglés, lo cual le da una múltiple lectura a lo que dice la letra y hace que siendo un señor de la tercera edad Caetano siga provocando hasta el día de hoy como lo hace en tiempos del Tropicalismo.



Café Tacuba- El Objeto Antes  Llamado Disco



Acostumbrados sobradamente a la excelencia de cada disco que sale de los mexicanos, sabíamos que éste no podía fallar. El nuevo álbum de los tacubos  ironiza desde el título sobre el signo de los tiempos en la industria discográfica y las nuevas formas de escuchar música, al mismo tiempo que vuelve -como hacía mucho no lo hacía- a las raíces musicales de su país (desde Re que no escuchábamos temas como “Olita del altamar”). Uno de los discos más abiertos y participativos de la banda que da lugar a que Quique Rangel cante “Aprovéchate” y que Emanuel del Real haga sus ya habituales colaboraciones, demostrando que no sólo de Rubén Albarrán (o como carajo se haga llamar ahora) vive Café Tacuba. Democrático.



Illya kuryaki and the Valerramas- Chances



Es cierto que este esperado regreso de IKV no es lo mejor de su discografía, pero igual sigue estando muy por encima de la media. El abanico musical es amplio como lo era en Versus y Leche, menos Beastie Boys y Red Hot Chili Peppers y más Stevie Wonder y Prince. Funk soul sexy con arrebatos tropicales y momentos emotivos como Águila Amarilla (homenaje de Dante Spinetta a su padre, el genial Luis Alberto). Un disco más desprejuiciado y más enfocado a la diversión y el franeleo que sus antecesores. Esto queda claro desde el vamos con el hit "Ula Ula", en el que Dante canta que “mientras yo pongo calientes las pistas/ tengo más estilo que una rave y pastillas/este flow te rompe como un gordo a las sillas/ustedes son la arena y les clavé la sombrilla”. Todo dicho, ¿si esto no es joda, qué es?


Ases Falsos- Juventud Americana


El debut del año que pasó en español no es necesariamente un debut. ¿Cómo es eso se preguntarán? Pues resulta que estos chilenos se llamaban Futher muckers y contaban ya  con unos cuantos discos en su haber, pero un buen día pasaron a llamarse Ases Falsos y editaron este gran disco que, si bien es cierto que puede resultar un poquitín largo de más está plagado de clásicos instantáneos como “Misterios del Perú”, “Salto Alto”, “Pacífico” o el himno fumeta “Quemando”. Entre lo mejor de la tradición rockera chilena (la de Los Tres y Los Prisioneros) y el retro rock la banda entrega una cantidad considerable de historias, entre lo naif y lo truculento, contadas de una forma simple y rebuscada a la vez. Un hallazgo. ¡Ah! ¡Me olvidaba! En la portada está Juan Gabriel con los ojos emitiendo un brillo imposible.

Metá Metá- Metal Metal


Otro de los grandiosos discos que se editaron en Brasil fue éste, el segundo de los paulistas de Metá Metá. Un registro que pasea por la afro samba de los '60, por Fela Kuti y por Amadou et Mariam, por la música latina y la brasilera de todas las épocas pero eso sí, pasadas por un filtro que puede incluir noise, free jazz y punk sin por eso perder un ápice de personalidad, porque –que se entienda- esta banda no hace rock sino que más bien adopta una actitud rockera para todo lo que toca. El trío conformado Jucara Marcal, Kiko Dinucci y Tiago Franca la gasta en temas como “Oya”, “Man Feriman”, “Rainhas das cabecas”. Está mal no escucharlo.




Los Terapeutas- Monstruo



Lo primero a lo que nos enfrentamos ante el nuevo gran disco de Los Terapeutas es a una tapa que remite a El Retrato de Dorian Gray y Dr. Jekyll and Mr. Hyde en la que un tipo se mira al espejo y ve su lado monstruoso. Y de eso habla el disco, de esa dualidad humana por la cual podemos ser buenos y tener nuestra parte jodida, de las cosas lindas y de las cosas feas. Es un disco de interrogantes (“Yo Quisiera Saber”) que se enfoca en los arreglos y los climas de las canciones antes que en las preocupaciones por cómo sonaran en vivo tal como hizo saber la banda en sucesivas entrevistas. Se nota en el disco una marcada influencia de Lennon pero pueden ponerse rockerísimos  como puede escucharse en “El Yaguarón”. Luego de haber editado uno de los mejores discos de la música uruguaya de todo los tiempos como fue De, Mandrake y los suyos ya están para hacer lo que más les plazca y eso está perfecto. Nosotros agradecidos.

Gepe - GP


Uno de los mejores y más desconcertantes discos del 2012 es el que nos ocupa. El chileno Gepe quien a través de una bizarra y entrañable mezcla de ritmos que van del moombahton -mezcla de house y reggaeton- en el hit “En la naturaleza (4,3,2,1,0)” al reggae más soft que uno pueda escuchar en “Fruta y Té”. Un poco atrás quedaron las primigenias inquietudes por reversionar la Nueva Canción Chilena de Violeta Parra y compañía, y ahora la cosa se vuelve panamericana, ya que -siempre desde su lectura indie- hay cueca, chacarera y tinku boliviano. Disco desprejuiciado como pocos y de un humor subyacente que vaya a saber si el propio autor se percató de estar plasmando y que es sintetizado en algo así como el manifiesto de este disco: “Bomba Chaya”. Sumamente contagioso. 


Ondatrópica- Ondatrópica



De la conjunción del Frente Cumbiero y El Combo bárbaro surgió una de las bandas del año que pasó: Ondatrópica. Un combo contundente que contó con abundantes invitados a la hora de grabar, entre ellos leyendas de la música colombiana como Fruko, Michi Sarmiento y Aníbal Velásquez, a quienes se suma la rapera chilena Anita Tijoux (en “Suena”). Una panzada tropical que mete mano no sólo a la cumbia sino también a otros ritmos como el porro ("está hablando de faaso"), la chambeta y la gaita con la fuerza del funk y del dub. Plagado de grandes temas, desde los etílicos “Locomotora Borracha” y “I Ron Man” (que no es ni más ni menos que una relectura en clave tropical del clásico de Black Sabbath “Iron Man”) hasta temas como “Tienes Sabor, Tienes Sazón” o “Bomba Trópica”. Para levantar cualquier festichola.


Juan Cirerol- Haciendo Leña



No es noticia que Cirerol es uno de los cantautores más viscerales, mezcla de Johnny Cash, el primer Dylan (tiene su propia “chica de las tierras lejanas” así como Dylan tenía su “Sad-eyed Lady of the Lowlands”) y el narcocorrido que siempre escuchó de pequeño (de chavo pues). Perfectamente este mexicanísimo oriundo de Mexicali podría musicalizar algunos de los episodios de la gran serie Breaking Bad (si no la vio, véala. ¡No sea nabo!) ya que habla de la “Metanfeta” con la regularidad que Arjona le canta a la menopausia. Un disco de humor grueso que toma forma en personajes descarriados, que son los que pueblan las canciones. Estas a su vez llenan de aliento a alcohol y tugurio de mala muerte los parlantes de tu equipo,  PC o los auriculares de tu reproductor amigo (¡¡que no se malentienda cabrones!!). Después de su celebrado Oferta al Mictlán (2010) Cirerol se consolida como uno de los más interesantes exponentes del norte de América (latina).


Instituto Mexicano del Sonido- Político


Otro disco consagratorio fue éste, el gran Político. En él Camilo Lara, responsable absoluto del IMS, le hinca el diente a los mismos ritmos que en sus anteriores Soy Sauce o Piñata (cumbia, la música espacial de Esquivel, electrónica de la más pistera y de la más colgada) y entrega su disco más redondo. Mezcla de The Avalanches y Plastilina Mosh, de Celso Piña y DJ Shadow, Lara se nos muestra como uno de los más hábiles en el uso del cut and paste. La única diferencia de este disco con sus predecesores es la pérdida de cierta inocencia y la apropiación de un espíritu más politizado que si bien no es el más poético o rebuscado nunca pierde las ganas de invitar al baile ni  el sentido del humor. Para demostrarlo ahí están “Revolución”, “Especulando” y “México” (“verde de mota/blanco de coca/y rojo de tu sangre”). Todo dicho.

Chicha Libre- Canibalismo


Luego del merecidamente celebrado Sonido Amazónico, el francés con base en Brooklyn Olivier Conan vuelve a meter mano en lo que más le gusta, sabe hacer y le dio (y sigue dando) éxito: cumbia sesentosa y psicodélica inspirada en ese subgénero exclusivamente peruano que es la Chicha (que además es una bebida alcohólica de maíz fermentado de la cual también surge el nombre de la banda). Si bien no hay novedades relevantes con respecto al primer disco lo cierto es que sigue siendo de lo más contagioso y desprejuiciado que uno puede experimentar. Con canciones como “Muchachita del Oriente”, “La Danza del Millonario” y “El Carnicero de Chicago” uno deja de ser el bienpensante que es (si es que lo es) y se deja intoxicar por la verdadera cumbiamba psicodélica que encima está cantada en un castellano de mierda para completar aun más el nivel de exotismo y “cosa rara”.

El Mató a un Policía Motorizado- La Dinastía Scorpio


Cuando uno podía llegar a pensar –como buen escéptico- que la fórmula garagero- noventosa de los platenses podía llegar a morderse la cola ¡Zas! Un disco plagado de indie hits de los buenos. Once temas, uno mejor que el otro y que en varios casos, como en “El Magnetismo”, “Mujeres Bellas y Fuertes”, “Chica de Oro” “Yoni B” y “Más o Menos Bien” (¡qué buen comienzo del disco!) se convierten en himnos instantáneos de la banda a la altura de clásicos suyos como “Amigo Piedra” o “Chica Rutera”. Un disco mediante el cual bandas nunca consagradas por estos lares como Guided by Voices, Pavement o Dinosaur Jr. se vuelven algo sumamente asimilables para nuestros oídos panamericanos perfilando así a esta banda como uno de  los nuevos clásicos del rock de la vecina orilla. De ellos también hablaremos entro de unos años cuando debamos referirnos al sonido de los '00.

Silva- Claridao


Desde el Brasil, he aquí un disco que de brasilero sólo tiene el idioma portugués de la voz de quien canta. En este caso el que lo hace es Lúcio da Silva Souza, que se acortó el nombre y lo volvió artístico haciéndose llamar tan solo Silva. Este poderoso y poptimista debut lo colocó al tope de todas lista de “lo mejor de” en su país. En referencia a lo dicho más arriba que de brasilero no tiene nada nos son exageraciones, el tipo suena a James Blake (mucho) y por momentos algunos teclados y atmósferas más grandilocuentes remiten a Arcade Fire, lo cual no está nada mal ¿no? El disco abre con el luminoso “2012” y sigue con “Falando Sério” y a partir de ahí no para: entre las canciones enormes y la introspección de un pseudo hip-hop futurista (que no es lo tanto), Silva se inmiscuye en los recovecos sensoriales de la mente y no sólo pela chapa de hit maker si no también de adelantado y experimental.


Las Pelotas- Cerca de las Nubes



Concebido casi como un LP de los de antes (podemos decir que es un disco con dos lados, como los queridos vinilos) con una primera parte dedicada a bucear por esa música etérea que viene practicando el grupo desde que Daffunchio tomó el mando de la voz y una segunda parte más poderosa y si se quiere hasta fiestera, que se hace evidente con el enigmático primer corte “Escondido Bajo el Brazo” (el que reza “so- so- soy un pato”) y que alcanza picos de intensidad en temas como “Las Voces” y el que le da nombre al disco (“vamos a darnos vuelta/vamos a darnos vuelta de amor”). Que gane la intensidad no quiere decir que no se siga rockeando: en “Si La Distancia”, “Quieren Más” y “La Cuerda” queda demostrado que el corazoncito aguerrido sigue ahí.



Hello Seahorse!- Arunima



Tres discos en cuatro años y dos de ellos son Bestia (2009) y el que nos ocupa, Arunima. Gran momento el de la banda de nombre complicado para el hispanoparlante medio que en este disco se mete más de lleno en lo que suena actualmente, como pueden ser James Blake o The XX, eso sí, sin perder jamás el toque de tradición mexicana por un lado y ese costado de Madrid ochentoso que tiñe las voces y la música toda. Todo canciones brumosas, llenas de voces entre esplendorosas y fantasmales, que evocan tanto al trip -hop de Portishead como al pop de cámara de Florence and the Machine, y que alcanza sus puntos altos desde el vamos con “Al Fuego” (tema de apertura del disco de ¡13 minutos!), “No te vayas al Bosque” y “El Artista” (que recuerda por momentos a Mimi Maura en las voces).



Bomba Estéreo- Elegancia Tropical



Título presumido de la temporada que pasó si los hay pero que sintetiza correctamente lo plasmado en el sucesor del exitoso Estalla! Li Saumet y compañía pelan un disco que debe más a los Aterciopelados de Caribe Atómico que a los primeros discos de Calle 13. No podemos decir que es trip-hop caribeño como en los primeros pero tampoco es la trituradora de géneros tropicales y hip-hop de los segundos. Aquí no hay electrocumbé como solía haber y hasta cuando se incita al baile calentón y a la lujuria -como en “Bailar Conmigo”- debemos hablar de una electrónica entre hipnótica y pistera pero contenida. ¿La era de la madurez para Bomba Estéreo? Eso está por verse.



Macaco Bong- This is Role



Luego de su aclamadísimo debut del 2008 (Artista Igual Pedreiro) los de Mato Grosso editaron su segundo esperado e imponente disco. Como en el predecesor no hay lírica. Todo música y de la buena. Este trío-topadora musical sin embargo se reinventa en cierta medida ya que los pasajes evocativos y hasta épicos de su disco debut dan paso en este nuevo álbum a un hard rock de corte más sludge. Más machacantes y punkies los brasileros entregan verdaderas dosis de rock valvular para viajar como “O Boi 1957”, “Broken Chocobread” o el tema que bautiza al disco por sólo nombrar tres ejemplos. Verdaderas (des)estructuras musicales que uno no puede creer que sean ejecutadas en directo sólo por tres personas, aunque quienes tuvimos la suerte de verlos en vivo (junto a unas 15 personas más en Bluzz live) sabemos que es así. ¡Y cómo suena!


Céu- Caravana Sereia Bloom



Como podrán estar apreciando Brasil nos dejó mucha música de la buena el año que pasó. Uno de los discos que viene a engrosar la lista es el de esta exquisita cantante que se le anima a todo los géneros de la música negra que imagine ( rhythm & blues, samba, reggae). Catalogarla como una Amy Winehouse brasilera si bien puede ser un halago también puede ser injusto y arbitrario aunque en temas como “You Won´t Regret” (el único del disco cantado en inglés) se parece demasiado a la malograda cantante británica. Una cantante a seguir , definitivamente.





Carla Morrison- Déjenme Llorar



Uno d elos discos más hypeados de la música en español del año que pasó es el de esta señorita mexicana que se despoja de todo y entrega bellas y descarnadas canciones que deben en partes iguales al tono confesional de la consagrada Julieta Venegas y al tono folkie pop de She & Him. Menos juguetón que la primera y más melanco como los segundos la del mismo apellido que Jim se entrega en las líricas de “Eres Tu” o “Tu Orgullo”.







Cuarteto de Nos- Porfiado



El ahora reformado cuarteto (que es en realidad un quinteto con las incorporaciones de Gustavo Antuña de los Buenos Muchachos en guitarra y Santiago Marrero de Sante Les Amis en teclados y sintes) que suena súper rockero desde que empezaron a trabajar con Juan Campodónico viene a cerrar una especie de trilogía que empezó allá en 2006 con Raro y que siguió con Bipolar (2009). Si bien algunos pueden decir que hay un abuso en las letras kilométricas y plagadas de rimas de Roberto Musso lo cierto es que es envidiable que puedan seguir pelando temas como “Buen Día Benito” o “Lo Malo de Ser bueno”. Esto sumado al éxito no sólo acá sino en la vecina orilla, el resto de América y España más los Grammys obtenidos no hacen más que posicionarla como una de las bandas de rock más grandes del país y del continente.


Los Reyes del Falsete- Días Nuestros



El indie porteño nos dejó algunos de los más entrañables discos del 2012 y esta licuadora generacional y de géneros fue la consagración para Los Reyes del Falsete que con mayor cuidado y énfasis puesto en la producción que en sus anteriores discos meten en la misma bolsa todas sus influencias que pueden ir del punk, pasando por los alternativos '90, la canción de fogón, la canción bailable y la psicodelia hasta llegar al highlight con un feat junto al papá del rock en español (Lito Nebbia) en la entrañable “Los Niños”. Para rematar la mezcolanza cierran con una cumbia -intelectual como la cumbiera de Kevin Johansen- que respira conourbano bonaerense (“San Jorge”).




Otto- The Moon 1111



El ex Mundo Livre S.A. y percusionista de Chico Science, quien viera nacer el mangue beat desde su fértil tierra natal de Pernambuco y que fue parte fundamental de la música de su país en los '90 nos entrega otro trabajo consistente que abre entre beatle y floydiano (de Barret) con el optimista “Día Claro” y sigue en la misma senda con los siguientes tres temas pero que a partir del quinto (“Exu Parade”) se pone un poco más intrincado y experimental, lleno de teclados y percusiones que lo ligan tanto a los sesentas psicodélicos como a la electrónica. Uno de los grandes discos brasileros del año pasado.




Los Evangelistas- Homenaje a Enrique Morente



Corría el año 1996 y por ese entonces Enrique Morente junto al grupo Lagartija Nick editó el que es considerado hoy día como uno de los discos esenciales de todos los tiempos de la música española: Omega. En él, se fusionaban como algo natural el Flamenco y la poesía de García Lorca con las canciones de Leonard Cohen y el sonido de guitarras distorsionadas de Sonic Youth. Poco más de un año después de la muerte de Morente, integrantes de los mencionados Lagartija Nick y las bandas J y Los Planetas  más otras personas cercanas al cantante se mezclan y dan lo mejor de sí en este sentido homenaje que, si bien no se basa en lo más conocido de la obra de Morente está lleno de sentimiento y fidelidad a lo creado por el maestro granadino.



Lisandro Aristimuño- Mundo Anfibio



En su quinto disco el rionegrino deja en claro por qué se ha vuelto uno de los fundamentales de la vecina orilla. Si bien sigue hablando de los tópicos que poblaban sus anteriores discos hay un especial hincapié –desde el título y el arte de tapa- a la propia transformación que ha sufrido el músico desde su llegada de su Patagonia natal hasta Buenos Aires (“ciudad del smog”). Este disco suena menos preciosista y folkie que sus predecesores pero más elocuente y rockero y eso se nota desde el comienzo con “Elefantes”. La ecléctica lista de invitados (Ricardo Mollo, Hilda Lizarazu, Boom Boom Kid) no hace más que evidenciar la admiración de sus colegas y reafirmar el gran momento que está pasando el de Viedma.



Los Mil jinetes- Mundo Tan Mal Hecho



Cristóbal Briceño (el también líder de Ases Falsos, cuyo disco es comentado más arriba) es junto a Andrés Zanetta una de las mitades de este dúo que hace que en sus canciones convivan folk y electrónica. A los sintetizadores y teclados se suman ritmos andinos (como en el disco de su comptriota Gepe) pero a pesar del uso de la electrónica queda a la vista, o mejor dicho al oído, el clima casero en la música del dúo. El signo de los tiempos y cierto tinte apocalíptico queda en claro desde el título de este disco hogareño que deja en claro que conceptos como “menos es más” y “hazlo tu mismo” pueden arrojar buenos resultados.





Daniel Melingo- Corazón y Hueso



Largo es el camino que ha recorrido el gran Daniel Melingo. Desde su clave participación en bandas como Los Twist y Los Abuelos de la Nada, referentes ineludibles de la camada de bandas que irrumpieron en la Primavera Alfonsinista, en las que creó algunas de las más emblemáticas canciones de los ochenta como “Chalamán” (considerada el primer Reggae de la música argentina), pasando por sus colaboraciones con Andrés Calamaro y un fugaz paso por la banda de Charly García hasta llegar a ser quien es hoy, este gran cantante de milongas y tangos narcóticos deudores de Edmundo Rivero y otros malevos de la música típica del Río de la Plata. Con frases como “al que cruza el destino con luz roja/no falta quien le haga la boleta” ya se asegura un puesto en esta lista.



Silvia Pérez Cruz- 11 de Noviembre



Uno de los grandes nombres de la música española de la actualidad sin dudas  es el de esta cantautora catalana que se despacha con un soberbio disco en el que se fusionan idiomas (español, catalán, portugués) así como sonidos que van desde el jazz, la bossa, el flamenco, la música clásica y demás etcéteras. Un disco catártico y honesto  que está poblado de pequeñas joyas como “Folegandros”, “Para Meu” y “Días de Paso”. Para aquellos que estén abiertos a una experiencia musical diferente este sin duda es  un disco al que deben atreverse. Ni hablar que por su sensibilidad y riesgo este no es un disco apto para oídos puritanos.



Tulipa Ruiz- Tudo Tanto



Ya desde su debut con Efêmera Tulipa Ruiz se ganó el corazón del público y la crítica en su país y con su segundo disco no hace más que afirmar lo demostrado en aquel primer disco: su inmenso talento y su hermosa voz. Aquí hay colaboraciones con Lulu Santos (“Dois Cafes”) y el rapero Criolo. Temas como “Ok”, “Desinibida” y “Cada Voz” no hacen más que enamorarse de la música y entender el por qué Brasil está despegado en tantos niveles. Por si fuese poco la artista tiene disponible en su sitio web ambos discos. Quien quiera oír que oiga.





A esta lista reducida se le pueden agregar varios discos más que vale la pena buscar: desde Argentina volvió el Stoner que parecía perdido tras la disolución de los seminales Los Natas con Humo del Cairo y su Vol. 2; el proyecto paralelo de Sergio Rotman y su pareja Midnérely Acevedo de Mimi Maura, El Siempreterno (en el que participa Ariel Minimal de Pez) editó el muy recomendable Hacia el Mar de Carbón; quienes también tienen un muy buen segundo disco bajo el brazo fueron los Viva Elástico que tras haber editado un muy celebrado debut lanzaron su sucesor Agua, Sal y Fiebre; siguiendo con el Indie, otra banda a tener en cuenta es Valentín y los Volcanes, quienes con su segundo opus Todos los Sábados del Mundo llamaron la atención de la prensa especializada a fuerza de buenas canciones. Brasil por su parte, además de todo lo incluido en la lista también tuvo más y mejores discos como Arrocha de Curumin, o como es entendida la fusión de electrónica, Lounge, Trip-Hop y demás yerbas en el paía norteño, otro lanzamiento a destacar es el interesantísmo Casa das Macacas de Doo Doo Doo, disco experimental y aventurado si los hay. Desde más al norte, más precisamente desde Perú, nos quedó colgado el interesante Sincronía de Las Amigas de Nadie, curioso híbrido que nos hace ver qué surgiría de la mezcla de Julieta Venegas y Pink Floyd. De México nos quedó afuera el homenaje al tradicional compositor Agustín Lara -lleno de invitados- por parte de Natalia Lafourcade y su Mujer Divina además de los discos de Matilda Matanza (Conjuntos Cartográficos) y Capullo (Testigos del Fin del Mundo). Por su parte Venezuela, pero con sede en España, entregó el disco de Violeta Vil, el oscurito y electrónico Lápidas y cocoteros. Por último, ya que mencionamos a España, debemos tener en cuenta los discos Ceremonia de La Bien querida, Herreros y fatigas de Klaus & Kinski, el excelente disco de música House  Fin de John Talabot, el disco debut homónimo de Pegasvs y Una Montaña es una Montaña de Los Paunsetes, todos ellos imprescindibles para entender el panorama de la música Pop en el país ibérico