Los Alabama Shakes confirman su gran momento y nos dejan en claro que son una banda a seguir, superando el desafío de un segundo disco a la altura de su gran debut.
Es difícil, más aún en estos días, debutar con un gran disco y estar a la altura con el segundo. Le ha pasado a varias bandas en lo que va de este nuevo milenio el editar un primer álbum prometedor y luego no poder encontrarle la vuelta para cumplir con las exigencias que el segundo conlleva. La lista es larga pero podemos mencionar a muchas de las conocidas en su momento como the the bands (The Coral, The Music, The Vines y si se quiere hasta los propios The Strokes) que han pasado por ese momento clave en el que debían dejar en claro que no eran banda de un solo disco.
Por suerte eso no le sucede a Alabama Shakes, cuyo debut Boys and Girls (2012) auguraba un gran futuro; aunque hasta no tener un sucesor no se podía saber si iba a materializarse. Sin embargo, los liderados por Brittany Howard (¡esa voz!) lo lograron y pelaron un disco imbatible con Sound and Color, que ya desde los primeros acordes del tema que le da nombre se presenta atmosférico e inquietante, para luego dar paso a ese clásico instantáneo de su repertorio que es “Don’t Wanna Fight”.
Las influencias de rock sureño y soul siguen ahí, en su justo lugar. Pero lo que quizás haga que este disco se diferencie de su antecesor son sus climas más reposados y calmos. La banda suena menos garagera y mucho más pulida, pero sin perder nunca la fuerza. En Sound & Color prevalecen los midtempos y la sutileza antes que la furia desatada en muchos de los temas que los pusieron hace casi tres años en el mapa musical.
Temas como “Give Me All YourLove”, “Dunes” y “This Feeling” ganan contundencia con las sucesivas escuchas y dejan en claro que la banda tiene todos sus movimientos calculados. Parecieran afirmar que no es necesario más volumen ni distorsión para conmover. Incluso en los temas más movidos (“The Greatest” y “Shoegaze”) hay una calma sobrecogedora tanto en la ejecución como en la voz. Seguramente para aquellos que los conocieron por temas como “Hold On”,} esto sea un notorio giro interpretativo. Se nota en su música menos Allman Brothers y más Motown, lo cual no es ni bueno ni malo de por sí, pero deja en claro que la banda sabe hacia dónde va. Lo cual no es poco.
(*) Este artículo fue publicado previamente en Revista Moog.uy
Es difícil, más aún en estos días, debutar con un gran disco y estar a la altura con el segundo. Le ha pasado a varias bandas en lo que va de este nuevo milenio el editar un primer álbum prometedor y luego no poder encontrarle la vuelta para cumplir con las exigencias que el segundo conlleva. La lista es larga pero podemos mencionar a muchas de las conocidas en su momento como the the bands (The Coral, The Music, The Vines y si se quiere hasta los propios The Strokes) que han pasado por ese momento clave en el que debían dejar en claro que no eran banda de un solo disco.
Por suerte eso no le sucede a Alabama Shakes, cuyo debut Boys and Girls (2012) auguraba un gran futuro; aunque hasta no tener un sucesor no se podía saber si iba a materializarse. Sin embargo, los liderados por Brittany Howard (¡esa voz!) lo lograron y pelaron un disco imbatible con Sound and Color, que ya desde los primeros acordes del tema que le da nombre se presenta atmosférico e inquietante, para luego dar paso a ese clásico instantáneo de su repertorio que es “Don’t Wanna Fight”.
Las influencias de rock sureño y soul siguen ahí, en su justo lugar. Pero lo que quizás haga que este disco se diferencie de su antecesor son sus climas más reposados y calmos. La banda suena menos garagera y mucho más pulida, pero sin perder nunca la fuerza. En Sound & Color prevalecen los midtempos y la sutileza antes que la furia desatada en muchos de los temas que los pusieron hace casi tres años en el mapa musical.
Temas como “Give Me All YourLove”, “Dunes” y “This Feeling” ganan contundencia con las sucesivas escuchas y dejan en claro que la banda tiene todos sus movimientos calculados. Parecieran afirmar que no es necesario más volumen ni distorsión para conmover. Incluso en los temas más movidos (“The Greatest” y “Shoegaze”) hay una calma sobrecogedora tanto en la ejecución como en la voz. Seguramente para aquellos que los conocieron por temas como “Hold On”,} esto sea un notorio giro interpretativo. Se nota en su música menos Allman Brothers y más Motown, lo cual no es ni bueno ni malo de por sí, pero deja en claro que la banda sabe hacia dónde va. Lo cual no es poco.
(*) Este artículo fue publicado previamente en Revista Moog.uy
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