lunes, 27 de mayo de 2013

Soñando despierto

Siguiendo en la línea de comentar películas que no nos llegan, nos metemos con el segundo largo como director del niño Coppola (hermano de Sofia e hijo de Francis Ford, por supuesto). Se llama A Glimpse Inside the Mind of Charles Swan III y esto es lo que tenemos para decir sobre el mismo en Spleen.


Otra de las películas que parece no nos quieren dejar ver es el último opus como director de Roman Coppola, amigo de correrías de Wes Anderson (escribió junto a éste los guiones de The Darjeeling Limited y Moonrise Kingdom) y conocido director de videoclips, algunos de ellos notables, ("Last Nite" de The Strokes, "Revolution 909" de Daft Punk y un buen puñado de los videos de Phoenix, la banda de su cuñado, entre otros) que lo volvieron parte de toda una generación de innovadores en este ámbito, de los que Spike Jonze (que en algún momento también fue su cuñado) y el francés Michel Gondry siempre fueron las cabezas visibles.
Todos estos nombres no son sólo meros caracteres para hablar de que, como en uno de los films de papá Francis, todo queda en familia (sí, hablamos de El Padrino), sino porque de todos ellos hay un poco en esta película, cuyo único link con el presente y con lo que consumen las nuevas generaciones adictas a las series es su actor protagónico: Charlie Sheen, quien, como en la serie que lo volvió más masivo (Two and a Half Men) también se llama Charlie; todo lo demás, argumento, trama, situaciones y demás reparto (Bill Murray, Jason Schwartzman, Patricia Arquette) guardan una relación lógica con esa tríada de directores.


El título de esta nota hace referencia al espantoso título que aquí en nuestras salas tuvo en suerte el cuarto largo de Michel Gondry (The Science of Sleep), que protagonizó Gael García Bernal, en el que el protagonista no distinguía entre realidad y sueño, situación esta que llevaba al protagonista a hablar en varios idiomas. Bueno, un poco de eso también hay en esta película ya que Sheen (de verdadero apellido Estévez) además de tener un jocoso diálogo en español junto a su empleada doméstica parece estar todo el tiempo viviendo a través de lo que sueña o piensa tras la ruptura amorosa de su última pareja (Kathryn Winnick, que está muy parecida a Scarlett Johansson aquí), hecho que también lleva a pensar en Eterno Resplandor de Una Mente Sin Recuerdos del mismo Gondry. Pero como decíamos más arriba, las comparaciones no se terminan ahí, el hecho de que estemos viendo a través de la mente de Charlie también nos retrotrae a ese film hoy clásico que es ¿Quieres Ser John Malkovich? de Spike Jonze (en el que Sheen actuó). Por si esto no fuese suficiente el film se ambienta en los '70, y por lo tanto la puesta en escena y toda la estética del film, son las mismas que las que hoy ya son para nosotros marca registrada de su amigo Anderson (más el plus de objetos "locos y copados" propios de los clips de Gondry).


Entonces viene la pregunta: a pesar de ser casi un cúmulo de clichés (que es cierto que no cualquiera podría aunar en un film así como así) ¿es A glimpse... una película valiosa o disfrutable? Sí y no. Hay que decir a favor que es la posibilidad de ver nuevamente en un protagónico que no sea Scary Movie 3 a Chartlie Sheen, que para quienes lo conocen únicamente de más acá en el tiempo ha sido uno de esos actores que, en la tradición de Jack Nicholson, parecen hacer de ellos mismos (mujeriegos, borrachines y un tanto drogotas, en una palabra: fiesteros) y que supo trabajar con directores de la talla de Clint Eastwood (El Principiante) y Oliver Stone (Pelotón, Wall Street y su secuela). Es cierto que la película está por encima de la media de lo que nos llega desde Hollywood ( la última toma del film en la que cada actor se presentaa sí mismo y nombra el personaje que interpretó, sumados a la leyenda de "este film fue filmado en Hollywood" antes de los créditos propiamente dichos son una deliciosa tomada de pelo que demuestra que con ingenio se puede salir de las normas tradicionales de la industria), sin embargo es inevitable ver un tono un tanto ombliguista y de repetición, ya que prácticamente todo lo que aquí podemos ver en cierta forma ya lo hemos visto antes y hasta mejor.


De no haber sido por la existencia de todas las películas que se mencionan anteriormente el film de Coppola jr. (que mientras más viejo y gordo se pone más se parece a su padre), sucesor de otro experimento de similares características (CQ del 2001, que hasta hace poco podía verse en la señal de cable TNT), podría considerarse una pequeña obra maestra. Igualmente vale la pena buscarla y disfrutarla sin tener en cuenta todo esto ya que películas como estas no son cosa de todos los días.


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