viernes, 15 de noviembre de 2013

Mutaciones

Todos aquellos que nos enteramos de repente que el eterno niño blondo tocaría en Montevideo fuimos recompensados al consumarse el hecho el pasado martes en una noche de clima ideal como marco para lo que fue uno de los shows del año.

El clima era de expectativa absoluta. Si bien eso pasa cada vez que toca alguien que a uno le gusta, no necesariamente debe sentirse como algo generalizado ni tiene por qué verse reflejado en los demás de la misma manera. Sin embargo, en la puerta del Gran Teatro Metro (que alberga tanto a Dady Brieva y Tony Camo como a Herbie Hancock y de quien nos toca escribir sin distinciones) era todo ansiedad, se notaba a la gente suponiendo y especulando qué tocaría y cómo. Lo que seguro no esperaban  era que el show que surgió de otro que no fue (Beck suspendió en Porto Alegre y el viento lo trajo por aquí) fuese uno de los  mejores del año, en un año plagado de los shows del año (Television, Daniel Johnston, Franz Ferdinand, Black Keys, Lee Ranaldo, Blur, ¿Chuck Berry?).

La cosa empezó de modo previsible pero podía causar temor en quienes habían pagado una fortuna o iban a escuchar 'Loser' (a la cual quemó a poco de empezar el recital): el comienzo fue con 'The Golden Age' (de ese disco hermoso pero torturado que es 'Sea Change' del 2010) y 'Lazy flies' de 'Mutations' (1998), luego vino 'Sunday Sun' también del disco del 2010 y 'Jack Ass' del su celebrado 'Odelay' (1996). Hasta ahí todo bien, pero esta versión dylaneana de Beck (incluyendo saco y sombrero negros) amagaba con hacer un set acústico que podía gustar o no pero no era lo que la mayoría esperaba. Eso hasta que arremetió con 'Devil´s Haircut' y ahí todo el mundo dejó sus butacas para bailar y demostrar un entusiasmo que no es usual en el público uruguayo. Luego vinieron 'Novocane' y el mencionado 'Loser' y, de ahí en más una seguidilla imbatible de temas como 'Hotwax' y algunos más recientes como 'Guero', 'Debra' (el único tema de ese disco en el que quiso ser Prince que es 'Midnite Vultures'), 'Black Tambourine' y 'Think I'm in Love' en el cual metió un fragmento de 'I Feel Love' de Donna Summer entre otros. También se le animó a 'Tainted love' de Soft Cell y hasta ' Billie Jean' de Jacko.

La complejidad sonora de algunos temas del californiano,que uno podría pensar se les harían difíciles en vivo se evaporó con la gran banda con la que vino,  que contaba en sus filas con en Smokey Hornel en guitarra, que tocó con, entre otros nenes, Johnny Cash y Tom Waits; el bajista Justin Meldal-Johnsen que aportó gran parte del carisma de la banda y a quien se notaba como el más efusivo de todos; el baterista Joey Baronker (que tocó con R.E.M y Thom Yorke) y el tecladista Roger Manning. En cuanto al mismísimo señor Hansen, todos sabemos que puede ser un témpano y al mismo tiempo ponerse a bailar, hubo más de lo primero y menos de lo segundo (quizás debido a sus problemas de salud que en sus propias palabras quizás no le permitan sacudirse como antes) pero aun así el show fue demoledor y dejó a todos contentos, la lista de temas fue prácticamente irreprochable (sólo faltaron hits como 'The New Pollution', 'Sexx Laws' y ´Mixed Bizness') y el show de más de dos horas fue así de largo porque al ser su primera vez en Montevideo el mismo Beck se comprometió a hacer un "show largo".

Luego vinieron los bises y con ellos, otro amague de tranquilidad. 'Lost Cause' fue seguida de 'Fourteen Rivers, Fourteen Floods' (el tema más viejo de su repertorio esa noche, perteneciente a su álbum folkie 'One Foot in the Grave'), una versión cuasi punk de 'Girl', 'E-Pro y el gran final con 'Where It's At'. Luego de terminado éste, Beck desapareció y la banda quedó un momento sola. No lo volvimos a ver ni salió a despedirse pero nosotros quedamos con la sensación de que no hacía falta. Todo fue dicho en una noche en la que todos aquellos que pudieron estar recordarán por siempre.

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