jueves, 24 de diciembre de 2015

Los Discos del 2015 (De por allá)




2015

Los Mejores Discos De Por Allá


Hubo de todo como siempre: la música negra al poder de la mano de KaMasi Washington, Kendrick Lamar y D’Angelo, entre otros; las féminas que entregan algunos de los discos más interesantes de la temporada como Julia Holter, Courtney Barnett, Florence and the Machine y la inoxidable Björk; una bienvenida vuelta del post punk (Wire, The Fall) y otras no tanto (The Pop Group, Gang of Four, ¿Por qué?); regresos inesperados y con gloria como el de Blur y The Chemical Brothers y confirmaciones como las de Tame Impala, Deerhunter, Django Django y Kurt Vile, sorpresas varias y más, mucho más. Estos son los mejores 50 discos del 2015 de por allá para nosotros. Pasen y vean y, sobre todo, escuchen.  




50- Mark Ronson  -Uptown Special



Es cierto que pueda parecer paloma, comercial o el adjetivo que quieran ponerle. Pero el de Mark Ronson es un talento incuestionable. Acá llega al máximo en eso de absorber la música negra y darle la orma tal que pareciese hasta mejor que la de sus influencias. Hay que tener intuición y pasta para lograrlo, y Mark la tiene. Acá colaboran desde Stevie Wonder hasta Bruno Mars (en el super e irresistible hit "Uptown Funk") pasando por Kevin Parker de Tame Impala. Porque no sólo hace buenos discos para otros el hombre.







49 - Keith Richards - Crosseyed Heart




Puede sonar a lugar común, puede que esté compuesto por algunos covers y standards, pero es lo de menos cuando se trata de Keith Richards, quien en esta oportunidad simplemente se da el gusto de tocar lo que le place, ya sea un reggae de Gregory Isaacs o una vieja canción folk, demostrando para aquellos que lo acusan de básico, su versatilidad y buen gusto (exquisito su dúo con Norah Jones en "Ilussion"). Un disco amable que no le puede hacer mal a nadie. 









48 - Girlpool - Before the World Was Big



Este dúo de chicas es definido como folk-punk, si bien suena a cualquiera el concepto puede entenderse al escuchar sus canciones: instrumentación (no hay batería) y las notas mínimas. Un disco de fogón desprolijo pero a la vez entrador. Como si fuesen unas CocoRosie sin glamour y pretensiones artísticas, las frekeadas de estas chicas pueden cautivar o causar rechazo. Pero vale aventurarse.









47 - Belle & Sebastian - Girls in Peacetime Want to Dance



Otros que vinieron a Montevideo, otros que ante la coyuntura se pusieron bailables. Es cierto que esta no es una obra maestra de los liderados por Stuart Murdoch, pero los escoceses siempre tienen la capacidad de brillar y con Girls in Peacetime Want to Dance pelan chapa de pisteros disfrazándose de los Pet Shop Boys ("Enter Sylvia Plath"), haciendo su vision de Abba (la imparable "The Party Line") y siendo los mismos de siempre ("Nobody's Empire"). Siempre es bueno escucharlos.






46 - Dan Deacon - Gliss Rifer



Lo primero que uno piensa cuando escucha las demencias que produce este simpático muchacho es que está loco. Probablemente así sea, pero en todo caso todos lo estamos porque, si escuchamos y nos tomamos la molestia de conectar con su música, lo de Dan Deacon es un viaje alucinante por el camino de las más sensoriales de las músicas. Ustedes escuchen y vívanlo para contarlo. Para escuchar con auriculares.





45 - The Fall - Sub-lingual Tablet



Mark E. Smith es uno de los paladines de eso que dio en llamarse post punk, que más que un género era una denominación para englobar a un grupo de bandas que, a su manera, se salían de los márgenes establecidos del momento, rompiendo cada una los moldes a su manera. Una de las que resistió todos los embates -así como Wire- fueron los de Manchester, que a fuerza de cinismo y crudeza se mantuvieron en pie editando gran cantidad de discos desde 1977. 








44 - Robert Foster - Songs to Play



El cofundador de la emblemática e irresistible banda australiana The Go-Betweens (chequeen si no su éxito "Streets Of Your Town"), supuestamente el espíritu McCartney baladístico de la banda, se manda un disco en familia -grabado junto a esposa e hija- en la senda de los Lou Reed y Leonard Cohen de este mundo. Claro está que la comparación es para dar unas coordenadas (nadie será Reed ni Cohen) pero lo suyo son canciones hechas y derechas, de esas sin género aparente que pueden, y deberían, llegar a todos. Hay que darle una oportunidad a las canciones de este señor.






43 - Leon Bridges - Coming Home



Siempre hay una estrella joven que, basándose en el furor de lo retro, pero sin caer en la mera imitación (Amy Winehouse por poner un ejemplo obvio) trae de vuelta el gusto por artistas de antaño en los que quizás la gente no repara tanto ni se toma la molestia de investigar, y que ahora son reformulados para adaptarse al sonido actual. En este caso el sureño Leon Bridges toma como modelo a Sam Cooke, evidentemente, sin embargo lo suyo suena tan honesto y creíble que nos olvidamos de la influencia. Para escuchar en plan meloso. El mejor disco de soul de los 60 de la temporada.







42-  Built To Spill - Untethered Moon



Obviamente que no es su mejor disco, pero sólo por sus dos primeros temas ("All Our Songs" y "Living Zoo") y su mera existencia ya merece un lugar en esta lista. Estos veteranos con energía de adolescentes siguen rockeando como si estuviésemos en los 90, a puro guitarrazo y descubriendo el grunge del momento. Rock yankee de guitarras de la mejor tradición, como no hay otro, y que cuando brilla, brilla.




41 - Pops Staples - Don't Loose This



Figura emblemática del gospel, el soul y el blues sobre todo durante las décadas del 60 y 70, pero también hasta su fallecimiento en el año 2000, Pops Staples fue patriarca de los legendarios The Staple Singers, banda en la cual estaban sus hijos, de los cuales Mavis -la más conocida- desempolvó junto a Jeff Tweedy de Wilco grabaciones de Pops solista, y el resultado es simplemente fascinante. Si bien es raro decir esto de un disco póstumo y manipulado al antojo de los participantes, puede intuirse el buen gusto y sobre todo el respeto que le insuflan aquellos. Es cierto que hay cierta "actualización" del sonido de Staples, pero en este caso no va en detrimento de la música, sino todo lo contrario, como puede constatarse en las excelentes "No News Is Good News", "Nobody Faults But Mine" o "Will The Circle Be Unbroken".






40- Wire - Wire



Los veteranos mala onda del post punk a casi 40 (¡!) años de la edición de Pink Flag, su clásico modelo 77, se mandan la de titular un disco con su propio nombre, mostrando que no se toman las cosas tan en serio y les chupa un huevo lo que los demás quieran (incluso llegaron a hacerse telonear por una banda que toca íntegro el mencionado disco) porque ellos -con sus vaivenes como todos- se mantuvieron a flote con absoluta libertad y dignidad. Lo cual es mucho. ¡Brindemos por eso!






39- Will Butler - Policy



No es de mamadera de cada proyecto que pueda llegar a salir como diáspora de una banda como Arcade Fire, pero lo de Will -el hermano de Win, el líder de la misma-  es sorprendente y refrescante como nuestra bebida favorita en medio del calor agobiante. Hay de todo: funk a la David Byrne en “Something’s Coming”, baladas desoladoras en “Finish Where I Started” y “Sing to Me”, post punk con “What I Want”, algo del gen inglés que va de Lennon a Supergrass en “Witness”, que cierra el disco, y hasta un poco de su propia banda en “Son of God”. Adictivo.






38 - Unknown Mortal Orchestra  - Multi-Love





En la senda de sus coetáneos y compañeros en la causa neopsicodélica actual  de Tame Impala, los de Unknown Mortal Orchestra también se inclinan hacia el baile y dan lo mejor de sí. Con un fuerte anclaje en los sonidos ochenteros y hasta disco-funk de fines de los 70, piden pista ("Multi-Love" desde minuto y medio, "Can't keep Checking My Phone", "Ur Life One Night"), pero no sólo eso, hay también momentos más contemplativos y reposados ("Puzzles"), todo bien mezclado y servido. Habrá que ver qué hacen para superarse en el siguiente paso. En éste, lo lograron.





37 - Paul Weller - Saturn Pattern




Que Paul Weller es un capo es decir algo que se sabe, pero que no todos saben. Porque por estos lares el señor fundador de los emblemáticos The Jam no es tan (re)conocido como debería. Es el veterano más copado de Gran Bretaña, fue mod con los mencionados Jam y viene cosechando una discografía envidiable, que cualquier músico joven ambicionaría. Además no se queda en el molde, siempre está en constante metamorfosis y ninguno de sus discos se parece al otro. Su anterior Sonic Kicks del 2012 era como ilustraba su título, patadas sónicas, canciones delirantes y aventureras que te dejaban loco. En este caso la experimentación dentro del formato canción sigue, pero con un sonido más denso y groovero, rockero y clásico. El resultado sigue siendo brillante.






36 - Omar Souleyman - Bahdeni Nami 



A muchos podrá parecerles un chiste por cuestiones simplemente de apariencia y contexto, pero este cantante sirio que empezó cantando en bodas tiene la receta para hacernos delirar. Porque bailar al ritmo que impone con su banda es cosa seria. Sus canciones en un incompresible idioma para nosotros son puro fuego. Sostenidas por los teclados más psicodélicos de la faz de la tierra, el sonido hipnótico de Souleyman te arrastra y no te deja escapar. Y además sirve como cápsula para por lo menos por unos instantes, hacernos sentir otra cultura totalmente diferente a la nuestra. Una joya para romper con los prejuicios chotos.






35 - Foals - What Went Down



Los británicos dejan de lado algunos vicios de mathrockismo y se vuelcan casi por completo a su costado más abrasivo (paradójicamente, se ponen más oscuros en su momento de mayor visibilidad). En What Went Down la mugre y la furia ganan la partida, haciendo que su sonido sea cada vez más reconocible y personal a partir de la tensión grandilocuente que generan en temas como "Mountain at my Gates" y "A Knife in the Ocean". Los de Oxford entregan uno de sus mejores discos a la fecha y parecen estar decididos a conquistar el mundo. Por suerte no han llegado a ser U2, Muse o Kings of Leon. Veremos que pasa...






34- Bob Dylan – Shadows in the Night



El Viejo Bob ya está más allá del bien y del mal, y a esta altura –de hecho nunca lo hizo- no tiene por qué dar explicaciones ni conformar a nadie. Es más, nuevamente hizo lo que se le cantó: en este caso fue grabar temas popularizados por Frank “la voz” Sinatra. Esto en su momento más folkie y políticamente comprometido (los primeros 60) e inclusive en su momento de electrificación (a mediados de los 60, ¡cómo le rendía el tiempo a Roberto por favor!) hubiese sido considerado un sacrilegio. Sin embrago el tipo demuestra que el tiempo todo lo cura y se calza el traje de crooner, imposta su más afinada voz en años (canta, no berrea) y el resultado es hipnótico y embriagador. Un disco ideal para descorchar una botella y escuchar en la noche. A Frank le encantaría la idea.





33 - Bill Fay -Who Is the Sender?



Un tapado de la historia. Un songwriter lado B que sacó dos discazos en los 70 (el disco homónimo de 1970 y Time of the Last Persecution d 1971) y que recién en el 2012 volvió a grabar el gran Life Is People, que junto al bombo que le dio Jeff Tweedy de Wilco sirvió para que este señor de la canción volviese a hacerse visible. Al escuchar piezas como "How Little", "Order of the Day" o "A Page Incomplete" uno entiende el fanatismo de gente como Tweedy. Un disco de cocción lenta que es belleza pura.






32- Florence and The Machine - How Big, How Blue, How Beautiful



Deshaciéndose de los ornamentos orquestales de discos previos como Ceremonials, Florence Welsh y su backing band graban su disco más crudo y rockero, apto para escuchar (y funcionar, no en vano la pelirroja y su banda encabezan todos los festivales importantes del globo) en la habitación y el estadio. Comprendido por canciones que son fruto de rupturas amorosas y algún que otro asuntillo con el beberaje, a la Welsh le sale un disco confesional bastante grandilocuente para ser Alanis Morisette, bastante ganchero para ser Patti Smith, pero que a su manera funciona. Lo mainstream no tiene por qué ser necesariamente malo.







31- My Morning Jacket - The Waterfall



Los liderados por Jim James vuelven a despacharse con una ecléctica e irresistible lista de canciones que en algunos casos como los de "Believe (Nobody Knows)", "Like a River", "Big Decisions" o "Spring (Among the Living) se encuentran entre lo mejor de su discografía. Es raro ver cómo se olvidaron de ellos en las listas, pero por acá nos acordamos de estos barbudos entrañables que tantas alegrías nos han dado. The Waterfall es el disco con más groove y espíritu negro de la banda que parece, de una vez por todas, quitarse de encima el mote de banda "folk" que alguna vez supieron adjudicarles.






30- Björk - Vulnicura



¿Qué decir de la islandesa que no se haya dicho hasta ahora? Poco, la verdad, porque a sus 50 años no para de sorprender, innovar y proyectarse como una de las artistas más inclasificables, y desconcertantes de este planeta. Así no entendamos un corno de lo que está diciendo, canciones como "Lionsgate", "Stonemilker" y "Black Lake" dan cuenta de su inagotable inventiva. Para ello en este caso se junta con el DJ venezolano Arca, que le aporta un toque misterioso y siniestro a las composiciones siempre mutantes de la artista.






29 - Nicolas Godin - Contrepoint



Este Godin no es zaguero ni tan metefierro en el área, pero movió la cancha en su momento como una de las mitades del dúo francés Air, que nos regaló joyas como Moon Safari y Talkie Walkie. Para su primer incursión solista se tomó su tiempo y eso se nota en la elaboración y cuidado que hay en cada uno de los temas del disco. Precisión quirúrgica para ejecutar los atmosféricos y enrevesados temas que aparentemente surgen desde composiciones de Bach, lo cual suena pretencioso pero no es lo que importa realmente. Lo que quedan son los locos y atrevidos temas que Godin hizo, que se meten con lo clásico, el progresivo, jazz rock, afrobeat y soul de Philadelphia, algunos de ellos géneros bastardeados y demodé hoy en día.







28 - Sufjan Stevens  - Carrie & Lowell



El muchacho que allá por el 2005 nos regaló Illinois hoy tiene 40 y se ve que le pintó la de revolver en el baúl de los recuerdos y rompe el silencio discográfico en el que estaba sumido (su último The Age of Adz es del 2010) para entregar una colección de canciones a corazón abierto, desgarradoras y jodidas, atravesadas por la pérdida pero también teñidas por la fantasía. En Carrie & Lowell Stevens se despoja de instrumentación y pone la voz al frente para generar melodías imborrables que no precisan de mucho más que eso. Temas como "The Only Thing", "Forth of July" y "Should Have Known Better"  lo acercan al mejor Elliot Smith, con toda su melancolía a cuestas, pero con un enfoque más pastoral si se quiere. Ideal para el invierno.





27-  Mac DeMarco - Another One

 

El bueno de Mac engrosa su discografía este año con Another One (al que podemos sumarle su disco de lados B de éste, Some Other One) y el resultado, si bien se basa en la misma fórmula de su excelente y contagioso predecesor, Salad Days, llena de guiños a Lennon y Harrison, pero también a Yellow Magic Orchestra y Pavement, triunfa porque está respaldada por excelentes canciones que exudan buena onda a pesar de su lírica un tanto melanco-melosa y hasta si se quiere barrial. Esto en un sentido neoyorquino, claro está. Quienes pudimos comprobar en Montevideo su poderío en vivo en temas como "No Other Heart", "A Heart Like Hers" o "The Way You'd Love Her" sabemos que la cosa va en serio.





26 - Mbongwana Star - From Kinshasa



Uno de los discos vedettes de la temporada a lo que a world music (esa etiqueta nefasta)
se refiere es el debut de los Mbongwana Star, el cual es un festín para los sentidos aunque no entendamos absolutamente una palabra de lo que nos dicen. Apropiándose del afrobeat de Fela Kuti pero dándole una vuelta de tuerca más psicodélica y espacial que tribal, el álbum de estos  congoleños (Kinshasa es la capital de dicho país) es toda una revelación y no en vano recibió el elogio crítico alrededor del mundo. Temas como "Masobele", " 1 Million C'est Quoi" "Malukayi"y "Kala" son pura frescura.





25 - Sleater-Kinney - No Cities To Love 



Las riot grrrls de los 90 vuelven al ruedo después de un buen tiempo y el resultado es tan atemporal como fascinantemente pegadizo. Parece que el tiempo no hubiese pasado para Carrie Brownstein (que se dedicó a la comedia hipster junto a Fred Armisen en Portlandia), Corin Tucker y Janet Weiss. Desde el inicio con "Price Tag" (algo así como una "Lost in the Suprmarket" modelo 2015) las de Washington dan rienda suelta a su rabia combativa y entregan uno de sus mejores trabajos. Pareciera que volvieron para quedarse.





24 - John Grant - Grey Tickles, Black Pressure




Este verdadero artista torturado, tan mordaz como poseedor de una honestidad brutal sin límites, que en el 2013 editara uno de los que para nosotros fue parte de los discos del año (Pale Green Ghosts) se pone más excéntrico y entrega un conjunto variopinto de canciones que lo posicionan como uno de los más interesantes exponentes de la canción a seguir, aquí, allá y en todas partes. La que da título al álbum, "Voodoo Doll", "Global Warming" y "Dissapointing" son suficientes pruebas de ello.








23- Joanna Newsom - Divers



Y el disco freak del año es para...Joanna Newsom. Todo una rara avis para la escena pop estadounidense, esta arpista (¡!) que, anoten, además está casada con el capo de la comedia absurda Andy Samberg (Brooklyn Nine-Nine) se manda uno de esos discos de cocción lenta. Que no son para escuchar así nomás y a los que, reconozcámoslo, es bastante difícil entrarle, ya que no sólo su música, sino también su voz de duende, la hacen alguien totalmente despegada del mundo de los simples mortales. Entre la Joni Mitchell de Blue y vaya a saber qué dimensión paralela se encuentran las canciones de esta artista que no nació para complacer a nadie. De eso no caben dudas.






22-  Alabama Shakes - Sound and Color 




Con su primer y excelente primer disco (Boys and Girls del 2012), los liderados por esa presencia y sobre todo esa voz que significan Brittany Howard, demostraron que eran una banda no sólo a tener en cuenta, si no una que estaba decidida a conquistar el mundo. Y de alguna manera lo hicieron, ya que hoy todos hablan de ellos. Sin embargo su música creció en matices y lo que ayer era rock sureño al palo hoy devino en una especie de rock atmosférico que coquetea con otras tonalidades más aventureras. Desde el inicio con el tema que da nombre al disco hasta el cierre con "Over My Head", los Alabama Shakes son muestras que, de a poco, van llevando su música a terrenos más aventureros (a pesar de que el fantasma de Janis siga sobrevolando algunas canciones).





21- New Order - Music Complete




Otra de las sorpresas del año increíblemente vino de la mano de New Order. ¿Por qué "increíblemente" se preguntarán? Es que daba para desconfiar que tuvieran vida discográfica después de la partida -con chusmeríos y juicios mediantes- de Peter Hook, el alma fiestera y motor rítmico de los de Manchester. Después de un inicio con un tema de esos bien pop que tan bien les han resultado ("Restless") se despachan con una clase magistral de canciones imbatibles para la pista que los devuelven - sin exagerar- a sus mejores y más inspirados momentos. Escuchen si no "Plastic", "Unlearn This Hatred", "Singularity" o "People in the High Line" y después me dicen.







20- Gaz Coombes  - Matador



La voz y el cerebro detrás de Supergrass -una de las bandas más subestimadas del brit pop en cuanto al recuerdo se refiere- se cortó solo nuevamente y lo que salió fue este disco que, para quienes esperaban algo con ese tufillo a joda que había en su anterior banda, puede francamente ser una decepción. Con lo que nos encontramos es con un disco mucho más jugado (parecido a lo que Supergrass comenzó a hacer en el 2009 con su disco homónimo), con ideas de canción súper elaboradas y hasta cierto en barroquismo. Incluso por momentos si nos agarra desprevenidos podemos pensar que quien canta, entre bases electrónicas y loops saltarines, es Thom Yorke y no el buenazo de Gaz Coombes ("Oscillate", "Needle's Eye"). "Buffalo" y "Detroit" además pican alto en el podio de los temas del año.





19- The Chemical Brothers – Born in the Echoes



El dúo electrónico que inventó eso de los dúos electrónicos con cantantes estelares invitados allá a mediados de los 90 había quedado un poco de capa caída tras la salida de un par de discos que, si bien no eran fallidos ni nada por el estilo (no existe un disco malo en la discografía de los hermanos químicos) no tenían consigo los hits bombásticos de antaño. Tampoco los ayudó el curso que estaba tomando la música de baile por ese tiempo, ya que los curtidores de electrónica a lo largo y ancho del mundo le estaban dando más bola a gente como Diplo, Skrillex y (¡válgame dios si es que existes!) a David Guetta. Sin embargo la redención llegó y editaron su disco con más gancho en un buen tiempo. Los vicios de siempre están pero los tracks geniales también, es así que nuestros oídos y nuestro físico, agradecidos. Encima estuvieron en Montevideo. ¿Qué más se puede pedir?





18-  Beach House  -Depression Cherry



La pareja y dupla compositiva de Baltimore ataca de nuevo con su dream pop a prueba de balas. Es increíble que una música de este nivel de ensoñación y belleza salga de una ciudad tan jodida que inspiró a la magnífica The Wire, pero así es. Si bien la fórmula es la misma de su genial antecesor Bloom -y eso es un poco reprochable- el resultado sigue siendo igual de fascinante. Desde los coros de iglesia de “Days of Candy” pasando por las voces celestiales de “10:37”, los teclados serpenteantes de “Levitation” y la sensación onírica que despierta “PPP”, todo es puro clima en este disco que, si bien no revela nada nuevo bajo el sol (tapado por las nubes) y parece hecho de taquito, está por encima de la media del indie pop actual.







17- Django Django – Born Under Saturn




Este grupo de excéntricos londinenses que nos sorprendió hace unos años con su efervescente y contagiosa mezcla de The Beta Band y krautrock vuelve a editar un disco refrescante y lleno de desparpajo y psicodelia por doquier que está a la altura de su antecesor. Con temas como “Fisrt Light”, “Reflections” y “Shake and Tremble” no podía fallar y hace de los Django Django una banda para tener realmente en cuenta. Prueba del segundo disco superada. Esperemos que la magia siga intacta por un buen rato.








16 - The Jon Spencer Blues Explosion - Freedom Tower No Wave Dance Party




El intransigente Jon Spencer parecía haberse perdido en el mar musical hace un rato. El que otrora nos brindara joyas noventosas como Orange y Acme no daba demasiadas señales de vida y, sin embrago, ¡zas! lo hizo de nuevo: un disco irresistible, plagado de rock and roll, bases de hip hop dignas de los Beastie Boys y blues vampírico que harán las delicias de todos aquellos que lo queremos tanto. Uno de esos discos que al escucharlos con auriculares lo hacen creer a uno que los demás no entienden nada (justificadamente o no). Y es que con temazos como "Funeral", "Wax Dummy" y "Do the Getdown" no podemos pensar distinto.



                                       




15- Courtney Barnett – Sometimes I Sit and Think, and Sometimes I Just Sit



Tan solo por su título perfecto el disco de esta australiana de 28 años hasta ahora ignota debería ocupar un sitial de privilegio en esta lista, pero además de su título el debut de Courtney Barnett está lleno de canciones perfectas que son como una piña bien dada en el medio de la jeta y escupen toda la rabia y verdades incómodas posibles. Como si de un diario personal se tratase, Barnett se despacha con y contra todos y todas. Con energía punk pero bien dosificada, los guitarrazos de la Barnett hacen de este disco un diamante en el barro. Temas como “Pedestrian at Best”, “Dead Fox” “Depreston” y “Elevator Operator” son de escucha obligatoria.





14- Jim O' Rourke - Simple Songs




Este tipo que tocó y colaboró con todos (y además los produjo en algunos casos), desde Wilco a Gastr de Sol pasando por Sonic Youth, Stereolab y Beth Orton, edita su primer disco de canciones propiamente dichas en casi quince años. En Simple Songs, O'Rourke se despoja de tanto artilugio electrónico y pone por delante la instrumentación más clásica, aunque no por eso todo deba sonar más cálido: "Hotel Blue", "Half Life Crisis", "These Hands" y "End of the Road", con su voz casi susurrada por momentos invitan a la melancolía (pero de la buena).






13- Julia Holter – Have You in My Wilderness



Que es alguien a tener en cuenta lo venía demostrando desde hace tiempo –sobre todo con su disco del 2013, Loud City Song- pero con su nuevo opus, Julia Holter se confirma como una de las voces más destacadas de su generación (quizás junto a Joanna Newsom, cuyo amor por Joni Mitchell las despega del resto). ¿Pop de cámara?, ¿Indie barroco?, ¿Folk electrónico? Quizás una combinación de todo ello, pero fuera de etiquetas lo que se destaca de Holter es su actitud por no transar con las convenciones de la canción, hecho que queda patente en las bellas “Betsy On the Roof”, “Everyday Boots” y “Feel You”, por tan sólo citar algunas. Si bien es su disco más pop por decirlo de alguna manera, lo misterioso o impenetrable sigue siendo parte de su encanto (o embrujo, llámenlo como quieran).




12- The Mountain Goats - Beat the Champ



Uno de esos discos tempraneros del año que parecen haber sido olvidados de toda lista. John Darnielle vuelve a demostrar una vez más (como si fuese necesario) por qué es una de las plumas más privilegiadas de la música estadounidense. En este caso inspirado por las peleas de catch que veía por televisión de pequeño, los perdedores hermosos de Darnielle sobrevuelan este disco mágico, de canciones redondas y entrañables como "The Legend of Chavo Guerrero", "Animal Mask", "Choked Out", "Werewolf Gimmick" y "Heel Turn 2". Delicatessen.





11- Blur – The Magic Whip




Hay cosas que una da por descartadas: que se acaben las injusticias en el mundo, que no haya guerra ni hambre, que los políticos no sean tan forros, etc. Seguramente en esa lista hasta el año pasado estaba que volviese a juntarse Blur. Sin embargo ocurrió, lo cual demuestra que no todo está perdido (al menos en el mundo de la música). Cuenta la leyenda que Damon Albarn y los suyos quedaron varados en Hong Kong tras una de sus fechas por la gira de regreso de la banda y ahí surgió lo de intercambiar la música que venían componiendo (Albarn y Coxon, claro está). Y el resultado es un disco más que digno de estos cuarentones que podrían haber conquistado el mundo si el ego no se los hubiese comido. Ahora van por la revancha con canciones irresistibles como “Ong Ong”, “Go Out”, “Ice Cream Man” y “Lonesome Street” (sin duda alguna, uno de los temas del año).






10- Destroyer - Poison Season




Dan Bejar ya había sorprendido a propios y ajenos con su pequeño disco con covers de Sr. Chinarro en Five Spanish Songs allá por el 2013, pero el también colaborador de ese seleccionado de músicos canadienses que son los excelentes New Pornographers se vuelve a despachar con una excelente y envidiable colección de canciones en Poison Season, en la que hace gala de su particular tono de voz en gemas como "Times Square, Poison Season I ", "Forces From Above", "The River" y "Times Square" (en la que no le teme al afano al Bowie de "Young Americans").








9 - Wilco - Star Wars



Uno de los discos sorpresa del año. No es que uno no esperara nada de ellos, pero los comandados por Jeff Tweedy dieron uno de los batacazos de este 2015 cuando, de la nada y sin previo aviso, "regalaron" su nuevo, breve y contundente nuevo disco. Además dejaron una especie de manifiesto en su página en el cual daban una lista de discos que ellos recomendaban para comprar, ya que ellos estaban regalando el suyo (aclarando que estaban en posición de poder hacerlo). Entre Captain Beefheart ("EKG") y los Beatles del White Album ("More..."), Wilco entrega su disco más conciso desde el genial Sky Blue Sky. Gran regreso.






8- D’Angelo and the Vanguard – Black Messiah




Si bien técnicamente este disco se editó en los últimos días del 2014, el regreso con gloria del desaparecido D’Angelo fue la mejor noticia discográfica del 2015 que estaba por comenzar. Demasiado tardío para  el cierre de las listas del año que pasó, muy tempranero para las listas del año que se nos va, Black Messiah es una obra maestra que anticipó en varios aspectos al disco de Kendrick Lamar (fíjense en el arte de tapa si no). Conciencia negra y la música más sofisticada y sensual posible (“The Charade”, "Sugah Daddy", "Really Love", "Prayer"y la lista sigue) se dan la mano en este disco en el que, con su voz cascada por los excesos, este heredero del mejor Prince –que allá por 1998 parecía se iba a apoderar del mundo- vuelve de la muerte para predicar su evangelio. Funky futurista de alto vuelo para las masas.






7- Kurt Vile – b’lieve I’m Goin Down




Nuestro pelilargo favorito es un colgado. Eso lo tenemos bien claro. Pero aun a sabiendas de esto puede que una primera escucha de su nuevo disco no sea tan golpeadora como ocurría con sus previos Smoke Ring for My Hallo y Wakin on a Pretty Daze, sin embargo, si empezamos a desentrañarlo poco a poco este quizás sea uno de sus discos más completo y lleno de matices. Este hijo de Neil Young y Tom Petty, pero también de la nación alternativa de los 90, entrega cuelgues dignos de un Bruce Springsteen fumeta (“Dust Bunnies”), largas digresiones con tufillo a clásicos modernos (“Life Like This”, “Lost My Head There”) y como decíamos, algún que otro homenaje al bueno de Neil (“I’m An Outlaw”, “Pretty Pimpin”) pelando así un disco genial. Sigue así muchacho que vas por el buen camino.






6- Jamie XX – In Colour




Era insospechado que el cerebro detrás de The XX fuese a mandarse un disco de estas características. Y sí, los chicos crecen, y cómo: Jamie XX nos lleva de boliche en boliche con su nuevo disco a lo largo de once temas irresistibles, que si bien parecen apuntar a la pista de baile, sólo coquetean con ella. Siempre en los márgenes, ya sea metiéndose con el house en "The Rest Is Noise", el dancehall en "I Know There's Gonna Be (Good Times)" o el ambient en "Hold Tight" lo suyo resulta un muestrario de inventiva en cuanto a los diferentes subgéneros de la electrónica. Desde el vamos, con el inicio ganador de "Gosh" (un tema que en sus primeros segundos parece Massive Attack anfetamínico para devenir en krautrock del espacio) el simpático de Jamie nos lleva de viaje y no nos suelta más. Para amantes de la electrónica (y no tanto), un disco de esos que borran las fronteras estilísticas. Así da gusto.





5- Deerhunter – Fading Frontier





Los comandados por Bradford Cox volvieron a hacerlo, pero esta vez bajaron los decibeles. Ante las canciones sucias y desprolijas de su anterior Monomania, las de Fading Frontier suenan plácidas y límpidas. Es cierto que hay momentos que recuerdan a su predecesor (“Snakeskin”), pero esta vez nos encontramos con una colección de canciones redondas y pulidas (“Carrion”, “All The Same”), de psicodelia amable (“Living My Life”, “Breaker”, “Duplex Planet”), envolvente (“Take Care”, “Ad Astra”) e irresistible, que confirman a los Deerhunter como una de las bandas a seguir dentro del mapa indie norteamericano. El genio loco de Cox sigue dando muestras de envidiable (in)sanidad.







4- Tame Impala – Currents




Con sus primeros dos discos (Innerspeaker y Lonerism) los australianos al mando de Kevin Parker llevaron su psicodelia de alto vuelo cada vez a más gente. Quizás cuando esos discos salieron en su momento era impensado que llegaran a donde lo hicieron y, sin embargo, así fue. Para esta nueva aventura le agregan a su ya característico sonido un poco del Michael Jackson circa Thriller y Off the Wall (seguramente influenciados por la colaboración de Parker con Mark Ronson en su último disco) sazonando sus locuras pop con un poco de baile, haciendo que se despeguen de otras bandas de la misma estirpe surgidas al mismo tiempo como Temples. A caballo de hits como “Let It happen” y “Cause I’m a Man” habrá que ver cómo manejan su llegada a las grandes ligas rockeras.






3- Kendrick Lamar – To Pimp a Butterfly




Que la iba a romper en el mundo del hip-hop, siempre en búsqueda de la nueva estrella, no era difícil de adivinar, pero que se iba a despachar con semejante disco como To Pimp a Butterfly, vale decirlo, sobrepasa todas las expectativas. Con Good Kid, M.A.A.D City este muchachín demostró que era un nombre a tener en cuenta, pero con su nuevo disco se despacha de todos sus posibles competidores con un knock out de temer. Lamar se vale de la ayuda de bestias como Kamasi Washington, Thundercat y el genio chiflado de Flying Lotus, y el resultado no podía ser menos que demoledor. Como un What’s Going On del siglo XXI, el MC conjuga hilos conceptuales, conciencia negra y música de alto vuelo, que no le teme al jazz y los coqueteos con la electrónica más experimental. Si a eso encima le sumamos un sonido monstruoso que te golpea el pecho y un hit tan irresistible como “King Kunta” ya está todo dicho. Júzguenlo por ustedes mismos y verán.





2- Kamasi Washington - The Epic




Pocas veces el título de un disco es tan certero y definitorio de la música que contiene, pero en este caso no hay grandilocuencias. The Epic es un disco monumental. Un debut triple (¡!) ¿A quién puede ocurrírsele semejante quijotada en tiempos en que el disco como objeto está en franco retroceso? Quizás sólo a este grande (en el más amplio sentido de la palabra) que se larga solo luego de colaborar con Flying Lotus y  Kendrick Lamar, entre otros. Heredero de una tradición que parecía perdida, las de los Coltrane, Coleman y Davis de este mundo, Kamasi Washington desde el arranque alla “Moment's Notice” (de Blue Train de Coltrane) con “Change of the Guard” deja en claro que no se anda con chiquitas, lo suyo es el mejor jazz posible y vuelve a ponerlo en el pedestal, porque no sólo de indie, pop, rock, hip-hop y electrónica vive el hombre. ¡Gracias por tanto!









1- Father John Misty – I Love You, Honeybear




Era difícil augurar que, de las cenizas de los Fleet Foxes, podía salir algo tan copado y ambicioso. Ojo, los barbudos sacaron un par de muy buenos discos, incluso uno de ellos, el debut homónimo, excelente, pero no pasaban de las grandes armonías vocales dignas de los Beach Boys pero sin playa. Acá sin embargo, su ex baterista se nutre de todo lo que tiene a mano: la ironía filosa de un Randy Newman en las letras (“Bored in the U.S.A”), las paredes y capas de sonido dignas de Phil Spector de “Chateau Lobby #4 (In C For Two Virgins)”, coqueteos con la electónica en "True Affection" y toda la tradición del songwriting norteamericano que tanto nos ha dado (Dylan, Cohen, Young, etc.). Un disco hermoso y alocado por donde se lo mire, que desde el tema que da título al disco pasando por “Ideal Husband” y “Holy Shit” es puro disfrute. Para poner en repeat y sentir que todo vale la pena. Nuestro disco del año.