Ya nos
ocupamos del año que pasó. Decíamos de él que estuvo plagado de discos
importantes de nombres más importantes aun, pero este 2013 parce no quedarse
atrás, ya que desde el comienzo del año bandas como Yo La Tengo, The Strokes o Flaming
Lips han dado a conocer lo suyo. También
ha habido regresos como los de gente de la talla de David Bowie, Iggy & The
Stooges y Nick Cave. Así que empecemos
con lo más relevante de los lanzamientos de lo que va del año.
Yo La
Tengo- Fade
Como siempre
a contrapelo de modas y dogmas, el matrimonio musical-sentimental -inquebrantable
desde su aparición en 1984- de Ira Kaplan y Georgia Hubley (más el paleta de
James Mc New desde el ’92) viene haciendo lo que le viene en gana.
No era de
extrañar entonces que pegaran otro pequeño volantazo en este capítulo 13 de su
saga discográfica. Los de Hoboken han dejado de lado el quilombo los temas
finales de su predecesor Popular Songs y
pusieron el énfasis en los climas descontracturados que recuerdan a su clásico I Can Hear
Two Hearts beating As One, ineludible para entender parte del sonido de los '90.
Es de esa
manera que si bien la carga eléctrica por momentos está ("Paddle Forward") no adopta el carácter noise ni los arranques feroces de guitarra que por momentos también los acercaban al
shoegazing. Es por eso que las más adorables canciones, las que remiten a ese
lado pastoral de Velvet Underground (“Cornelia and Jane” cantada enteramente
por Georgia, que hace recordar a Nico y mucho) así como las de delicioso sabor
country (la hermosa “I´ll Be Around”) están puestas en primer plano.
Hay algo sobrecogedor
y de ensueño en este álbum más marcado que en sus predecesores, ya que la calma
y la apacibilidad le ganan a la furia eléctrica y la experimentación ruidista. Si
en los discos previos la tormenta parecía entrar siempre por alguna ventana de
la casa, esta vez parecen haberlas cerrado para que todo suene a puertas
adentro, bien hogareño, dándole al escucha la impresión de estar ante el
más sereno de sus discos, dejando interferir las bellas melodías por algún
sintetizador o algún arreglo de cuerdas, pero nada más, todo muy contenido. Nada
de distorsiones y contorsiones guitarrísticas de más de 15 minutos, pura canción,
bien al frente y climática, bien pop. El álbum más accesible (también por su
duración, ya que es el más corto de todos) del trío hasta el momento y que
puede servir a modo de resumen y puerta de acceso para quienes no conozcan a la
banda.
Si bien en
alguna entrevista Kaplan dijo que se sentían más libres para hacer lo que
quieren, no porque alguien se los dice sino porque se les antoja y porque lo han
logrado por ellos mismos, lo cierto es que quien parece haber contribuido al
menos un poco en todo esto fue el productor John Mc Entire (Tortoise, The Sea
and The Cake), quien remplazó a Roger Mountenot que venía trabajando desde hacía
años con la banda. Tal vez sea por esta razón, tal vez no, que la belleza de
temas como “Is That Enough”, “Two Trains” o de “The Point of It” es la preponderante en
este vital y cálido regreso después de cuatro años desde su último disco. Otro
pequeño clásico para sumar a su ejemplar discografía.
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