miércoles, 24 de abril de 2013

Triángulo de Amor Bizarro



Ya nos ocupamos del año que pasó. Decíamos de él que estuvo plagado de discos importantes de nombres más importantes aun, pero este 2013 parce no quedarse atrás, ya que desde el comienzo del año bandas como Yo La Tengo, The Strokes o Flaming Lips  han dado a conocer lo suyo. También ha habido regresos como los de gente de la talla de David Bowie, Iggy & The Stooges  y Nick Cave. Así que empecemos con lo más relevante de los lanzamientos de lo que va del año.


Yo La Tengo- Fade


Como siempre a contrapelo de modas y dogmas, el matrimonio musical-sentimental -inquebrantable desde su aparición en 1984- de Ira Kaplan y Georgia Hubley (más el paleta de James Mc New desde el ’92) viene haciendo lo que le viene en gana.
No era de extrañar entonces que pegaran otro pequeño volantazo en este capítulo 13 de su saga discográfica. Los de Hoboken han dejado de lado el quilombo los temas finales de su predecesor Popular Songs y pusieron el énfasis en los climas descontracturados que recuerdan a su clásico I Can Hear  Two Hearts beating As One, ineludible para entender parte del sonido de los '90.


Es de esa manera que si bien la carga eléctrica por momentos está ("Paddle Forward") no adopta el carácter noise ni los arranques feroces de guitarra que por momentos también los acercaban al shoegazing. Es por eso que las más adorables canciones, las que remiten a ese lado pastoral de Velvet Underground (“Cornelia and Jane” cantada enteramente por Georgia, que hace recordar a Nico y mucho) así como las de delicioso sabor country (la hermosa “I´ll Be Around”) están puestas en primer plano.
Hay algo sobrecogedor y de ensueño en este álbum más marcado que en sus predecesores, ya que la calma y la apacibilidad le ganan a la furia eléctrica y la experimentación ruidista. Si en los discos previos la tormenta parecía entrar siempre por alguna ventana de la casa, esta vez parecen haberlas cerrado para que todo suene a puertas adentro, bien hogareño, dándole al escucha la impresión de estar ante el más sereno de sus discos, dejando interferir las bellas melodías por algún sintetizador o algún arreglo de cuerdas, pero nada más, todo muy contenido. Nada de distorsiones y contorsiones guitarrísticas de más de 15 minutos, pura canción, bien al frente y climática, bien pop. El álbum más accesible (también por su duración, ya que es el más corto de todos) del trío hasta el momento y que puede servir a modo de resumen y puerta de acceso para quienes no conozcan a la banda.


Si bien en alguna entrevista Kaplan dijo que se sentían más libres para hacer lo que quieren, no porque alguien se los dice sino porque se les antoja y porque lo han logrado por ellos mismos, lo cierto es que quien parece haber contribuido al menos un poco en todo esto fue el productor John Mc Entire (Tortoise, The Sea and The Cake), quien remplazó a Roger Mountenot que venía trabajando desde hacía años con la banda. Tal vez sea por esta razón, tal vez no, que la belleza de temas como “Is That Enough”, “Two Trains”  o de “The Point of It” es la preponderante en este vital y cálido regreso después de cuatro años desde su último disco. Otro pequeño clásico para sumar a su ejemplar discografía.











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