domingo, 28 de abril de 2013

El Sentido de la Duda

Luego de más de diez años sin saber qué era de él, el "duque blanco" vuelve a las canchas y como siempre, lo hace en buena forma, dando a luz uno de lo acontecimientos musicales de este año y uno de los mejores últimos álbumes del artista camaleónico por excelencia.

David Bowie- The Next Day


Uno de los temas de gran Heroes (1978) era el que lleva por título la frase que encabeza esta reseña ("Sense of Doubt") y justamente es lo que fomentó en nosotros durante todo este tiempo (una larga década) y hasta la actualidad el gran David Bowie. Luego de Reality (2003) y tras un episodio cardíaco, el londinense desapareció de la faz de la tierra alimentando todo tipo de rumores que hacían esperar por la peor de las noticias. Sin embargo, y para sorpresa del mundo entero, el día de su cumpleaños número 66, el  artista subió de la mismísima nada el video de "Where Are We Now?" y devolvió la esperanza a todos aquellos que habían renunciado a la idea de tener más de Bowie en estos tiempos que corren. La mención de un tema de aquel disco del '78 no es arbitraria, para la portada de este disco no hay foto actual del artista, el arte se limita a colocar por sobre la tapa de aquel disco, un recuadro blanco en el que figura el título del disco. Para sumarle más misterio a todo el asunto Bowie no ha dado declaraciones, entrevistas ni nada, aumentando así el suspenso y reforzando otra campaña publicitaria efectiva más alrededor suyo. Recordemos que si hay algo que ha sabido realizar notablemente es venderse a sí mismo, ya sea adoptando diferentes nombres y personajes para cada disco, virando el timón musical si se le antojaba o si la moda lo dictaba. Esta movida entonces no es antojadiza, es quizás (o no) el nuevo movimiento maestro publicitario para su figura. Claro está que su reclusión en Manhattan y su desaparición momentánea no fueron parte del plan, fue para preservar su salud y criar a su pequeña hija pero sirvió como parte de todo esto de lo que somos partícipes: las diferentes revistas especializadas debieron recurrir al archivo fotográfico para ilustrar sus portadas ya que no habían fotos de prensa actuales. David siempre logró que se hable de él. Lo más parecido a una aparición pública que nos confirmó que estaba vivo fue su participación en el video del segundo corte de difusión ( "The Stars (Are Out Tonight)") y 42 palabras sueltas (sí, leyó bien) que le envió al novelista Rick Moody, quien como fanático empedernido le pidió al mismo artista una opinión sobre el disco para un ensayo que tenía en mente sobre él. Ante esto el Bowie accedió enviándole las mencionadas palabras.


Dejémonos de estrategias comerciales y vayamos a la música. Podemos decir que este es un disco cien por ciento Bowie, algo así como un pantallazo por (casi) todos los momentos de su carrera, cosa que no acostumbra a hacer ya que siempre está o bien un paso adelante o bien adaptándose a las tendencias del momento. El comienzo es con el tema que da nombre al disco, con un tinte cuasi glam a la "John The Lion" (de Low, de 1979), nada que ver con lo que uno podía esperar al escuchar el mencionado primer corte del disco, de corte más sombrío y reflexivo (aunque notable) que nos podía hacer pensar en un álbum más denso. Aquí el duque y los suyos no escatiman en ataques guitarreros ni electrónicos que lo acercan a su experimento drum´n´bass y medio industrial que fue Earthling en el '97 ("If You Can See Me"), ni tampoco a ese funk de groove cocaínómano que tanto rédito le dio en los '80 ("Dirty Boys"). El resto como decíamos antes es puro Bowie, canciones que al escucharlas sólo podríamos identificarlas con él. En este sentido las notables "Valentine's Day" y "The Stars (Are Out Tonight)" son dos buenos ejemplos. 
Puede que todo esto tenga que ver con el hecho de que Tony Visconti, quien produjo algunos de los discos emblemáticos de la carrera del artista (Heroes, Scary Monsters) y lo conoce desde hace años, pudo descodificar las ideas de este Bowie versión 2013, que ni bien comienza el disco reza "here i am/ not quite dying" ("aquí estoy/ no exactamente muriendo"), un poco dándoles por la cabeza a quienes lo daban por muerto ¡Y vaya si está vivo! A los 66 Bowie sigue dando cátedra, y muchos venderían su alma al diablo por llegar a esa edad como él. Por suerte como lo de David sólo fue un coqueteo lo tenemos de regreso.  

                                         

                                    
                                     

                                    

                                    

                                    

                                  
                                      


                                          





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