jueves, 16 de mayo de 2013

Pequeñas Escenas De La Vida Conyugal

Justicia. Eso es lo que intentaremos impartir a nuestra manera en Spleen, escribiendo sobre aquellas películas que queremos ver y no nos llegan a tiempo, cuando lo hacen es en formato hogareño o directamente nunca llegan, por lo cual uno debe recurrir a la web, no siempre contando con las mejores condiciones. Fuera de todos los contratiempos mucho del mejor cine está pululando en la red o debe alquilarse. De este es el cine del que nos ocuparemos de aquí en  adelante (salvo que ocurra el milagro de un gran estreno). Por esta razón nos metemos con la última de Apatow.


Retomando a una pareja secundaria de personajes de su film Knocked up  (2007), horriblemente traducido aquí como Ligeramente Embarazada, Judd Apatow arremete contra todo lo que arremetió en sus filmes previos, pero enfocándose particularmente en la vida en pareja y la familia. Pete (Paul Rudd) y Debie (Leslie Mann, pareja de Apatow en la vida de real) deben sobrellevar todo lo que aquellas conllevan: a sus dos hijas, las particulares relaciones con sus no menos particulares padres, sus respectivos negocios y el paso del tiempo.

Con respecto a la vida en pareja Apatow no tiene concesiones y se nota en el tono autobiográfico del film, que debe servirle como catarsis y para exorcizar demonios, más aun siendo su propia pareja quien interpreta el principal personaje femenino. Si bien uno puede reírse de las situaciones y chistes, todo se da en un contexto para nada gracioso y quizás nos llegue a dar gracia por incomodidad e identificación. Lo que muestra el director es nada más y nada menos que los conflictos que acarrean la inmensa mayoría de las parejas y están puestos ahí, en nuestras narices, sin filtros, para que podamos ver lo ridículo que puede resultar todo desde afuera aunque en la vida diaria sea lamentablemente cierto y muchas veces hasta inevitable. En cuanto a las hijas (interpretadas también por las hijas del director, Maude e Iris Apatow), la más grande tuvo su primer período (en español neutro) y está fácilmente irritable, rechaza a su hermana que parece que lo único que quiere es jugar y para colmo de males, pasa enganchada como una enferma viendo Lost en su computadora, mientras que  la más pequeña por estos motivos se siente desplazada y rechazada y también harta de ver como todos gritan y discuten. Por momentos parece ser ella la más concienzuda de todos los integrantes de la familia. Es excelente el trabajo de ambas y muy loco cómo Apatow hace rendir a sus tres mueres en cámara. A todo esto como decíamos se suman los padres, el de él (genial Albert Brooks), un judío tacaño que dice vender cortinas aunque lo cierto es que no hace nada salvo pedirle prestado a su hijo y pelear a su nuera y para colmo tiene trillizos con su nueva pareja ya de grandes. El de ella (también genial John Lithgow) siempre estuvo ausente y también tiene su familia aparte ya de veterano y aparece aparentemente de la nada para recomponer relaciones.


Como es de suponer nada de esto será fácil y Apatow lo pone sobre la mesa a través de diálogos filosos y momentos inesperados que, sumados a las risas descontracturantes, son marca del director. No es novedad para quienes hayan visto sus películas previas que las escenas (y las situaciones que se desarrollan dentro de ellas) no suelen terminar del modo previsible como ocurriría en casi toda película por un tema narrativo: puede desacomodar al espectador y hacerlo pensar que algo no cierra o que la atmósfera se enrarece, y en ese sentido es que Apatow triunfa, ya que esa búsqueda es totalmente deliberada. Quizás en el único frente que parece hacer agua el director es cuando se habla de los negocios, con sus apuntes innecesarios sobre "la crisis" que, sin embargo, gracias al trabajo de él (es dueño de un pequeño sello discográfico) embellece al film con música de la buena, hasta permitiendo la aparición del héroe de culto de los '70 Graham Parker y Ryan Adams (no Bryan, a no confundir), por sólo nombrar lo más sobresaliente en este aspecto.


Hay una conjunción entre el humor guarango, gráfico y fumeta de sus dos primeros films como director (Virgen a Los 40 y el mencionado Knocked Up) y el antecesor del que nos ocupa (Funny People, por supuesto conocido aquí con su horrible título local Hazme Reír) que fue una bisagra en la carrera de Apatow justamente por tratarse de algo que parecían dos películas en una, la comedia y el drama aparente que arrancaba de golpe y porrazo y que cambiaba radicalmente la perspectiva de lo que veníamos viendo, teniendo cero condescendencia para con sus personajes y su público.
Si bien no es una obra maestra, This Is 40 es valiosa por jugarse a hablar y hacer las cosas de una manera frontal y honesta como pocas veces sucede y menos en el cine de Hollywood.
Seguramente divida las agua entre quienes la amen o la odien por no poder captar de qué se trata cuando en realidad es, justamente, de lo que quiere hablar el film, de las cosas que no se entienden y que descolocan. La vida misma digamos.















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