miércoles, 24 de abril de 2013

Intransigencia

Ante un público que casi colmó el escenario de La Trastienda, los legendarios Television, comandados por el mutante de Tom Verlaine, demostraron lo que es hacer lo que se quiere de la forma que se quiere y, de paso, dar cátedra. Crónica de una noche tras la cual Montevideo y algunos de sus habitantes ya no serán iguales. 


El clima era de expectativa porque prácticamente todos los que estábamos el lunes 22 en La Trastienda -que no eramos pocos vale decirlo- eramos conscientes de que íbamos a presenciar a una de las bandas que forman parte de la historia grande del rock. A las 21:30 Tom Verlaine, Fred Smith, Billy Ficca y el sustituto de Richard Lloyd, Jimmy Rip (sesionista de Mick Jagger y que viene tocando con Verlaine desde hace años) salieron al escenario del barrio Cordón con el ritmo cansino de quien hace las cosas como le place y, tras ajustar sus y instrumentos y tomar posiciones, largaron con "Prove It" del glorioso Marquee Moon, quizás el único disco de la banda que escucharon el 100 % de los concurrentes.
Tras ese tema la noche no sería la misma ni tampoco lo seríamos nosotros. Lo que siguió fue una demostración de que por más grande que se esté se puede sentir pasión por lo que se hace. Aquí no hubo estafas como sucedió exactamente una semana antes en el recital de Chuck Berry en el Teatro de Verano. Los tipos, si bien es cierto que no son tan veteranos, tampoco son ningunos pibes, pero eso no impidió que se sintiese la fuerza de las canciones y la destreza aun intacta.

Fred Smith, Tom Verlaine, Billy Ficca y Jimmy Rip en el sentido de las agujas del reloj (desde la izq.).

Luego de dos temas de su hasta ahora último disco que también fue su regreso (Television de 1992) vino "Glory", de su segundo álbum Adventure (1978) que prometía levantar la temperatura y el nostalgiómetro pero que entre la cierta tensión- respeto tan cara al público uruguayo y la seriedad de quienes estaban arriba del escenario volvió un poco gélido el clima en ciertos tramos del recital así como a la versión del clásico "Venus".
Fuera de todo lo que uno pueda decir el recital mostró a una banda no dispuesta a tranzar con su público aun sabiendo que éste iba por temas específicos. En ese sentido, y no en el musical, se hace visible el matiz punk de la banda. Verlaine y los suyos, un poco a la manera de Dylan, deforman, alargan o acortan cuando les parece una canción simplemente por el hecho de desconcertar, no repetirse a sí mismos y dejarse llevar por la improvisación y los intrincados juegos de guitarras que tanto los caracterizan.
Si bien esto desde el punto de vista de la actitud artística es sumamente valioso, para nosotros que nunca llegamos a pensar siquiera que esto podía ocurrir esperábamos algo más, esos dos o tres temas de Marquee Moon  (aparte del tema homónimo que sí estuvo) que no podían fallar de ninguna manera. Podrían haber sido "Elevation", "Friction", "See No Evil", inclusive "Torn Curtain", pero no. Vinieron dos bises medio desganados que cerraron la velada y mientras pensábamos que no podía ser, las luces (de las que Verlaine se quejó) y la música se encendieron mientras se nos exhortaba que nos retirásemos porque ya había terminado todo. Muchos no queríamos resignarnos a que ya había sucedido, que ya habíamos sido parte de la cápsula del tiempo.
Los beneficios de la retromanía pueden dar lugar a que ocurra que vengan al país bandas como Television pero bajo ningún aspecto puede cambiar o torcer la intransigencia que siempre estuvo, ni para bien ni para mal.


Ya afuera de La Trastienda algunos entre el desconcierto de que las cosas hayan terminado como terminaron y el recital en sí mismo aguardaban para poder ver a sus ídolos o para hacerse firmar algo (un vinilo, una entrada) mientras la ciudad se recomponía ante nuestro ojos como si nada hubiese sucedido y, a pesar de todo, vaya si sucedió.

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