viernes, 31 de julio de 2015

Wilco - Star Wars

Desde hace un buen tiempo se volvió común la estrategia, sobre todo entre los artistas de hip-hop y R&B (Beyoncé, Drake, D’Angelo), de lanzar un disco sin promoción previa. Esto ha tenido en su mayoría resultados favorables, pero tras su disco padre-hijo bajo el nombre de Tweedy (Sukierae, 2014), su propio apellido, de quien menos esperábamos esto era del susodicho Jeff, líder de Wilco, quien junto a su banda de siempre sorprendió a propios y ajenos con nuevo material, que además pusieron a disposición de todos de manera gratuita e ilimitada a través de su página web.

Sin embargo –en un gesto artístico que, al menos quien esto escribe no recuerda haber visto antes- la banda se encargó de redactar para aquellos que descarguen el disco un texto (casi una declaración de principios) en el que aclaran que, si bien ellos están en condiciones de “regalar” su música, saben que no es algo que todos los artistas puedan darse el lujo de hacer, ya que además del esfuerzo que significa grabar un disco, en muchos casos –a pesar de la caída en la venta de discos y todo lo que ya sabemos- también reporta un ingreso para los mismos. Y no sólo eso, incitan a que quienes descarguen Star Wars (dBpm), vayan a su disquería amiga y compren los discos de sus diecisiete bandas y artistas favoritos del momento. Creemos desde acá que es menester publicar esa lista, porque además de informarnos acerca de los gustos de los integrantes de Wilco, podemos descubrir mucha música nueva.

Adron – Organismo
Cibo Matto – Hotel Valentine
Empyrean Atlas – Inner Circle
Eleventh Dream Day – Works for Tomorrow
Full of Hell, Merzbow – Full of Hell & Merzbow
Game Theory – Real Nighttime
Girlpool – Before the World Was Big
Invisible Familiars – Disturbing Wildlife
Landlady – Upright Behavior
Luluc – Passerby
Ned Doheny – Hard Candy
Parquet Courts – Content Nausea
Richard Julian – Fleur de Lis
Scott Walker + Sunn O))) – Soused
Speedy Ortiz – Foil Deer
Steve Gunn – Way Out Weather
William Tyler – Deseret Canyon

Pero vayamos a la música. Lo nuevo de Wilco no sólo sorprende por su repentina aparición y todo lo que ella conlleva, sino también por su sonido: podemos decir que la banda se puso sónica (o cósmica tal vez). Ya desde el nombre se nos induce a pensar en eso pero, tratándose de una banda en constante movimiento entre el alt country y el pop psicodélico (ahí están los imprescindibles Sky Blue Sky y Yankee Hotel Foxtrot), no imaginábamos que podrían darle una nueva vuelta de tuerca a su característico sonido. Y no sólo eso, podemos decir que se pusieron más concisos que nunca, ya que estamos ante un disco de poco más de media hora de duración, cosa infrecuente desde sus primeros trabajos.

El tema que se encarga de abrir el disco es el breve pero intenso instrumental “EKG”, al cual ya se encargaron en comparar con los excéntricos temas breves de Captain Beefheart circa Trout Mask Replica. Si bien algo de eso hay, el tema parece más un lado B de alguna banda post punk de antaño más que algo perteneciente a la entrañable banda de Don Van Vliet. Lo que sigue es “More…”, que suena más a lo que Wilco nos tiene acostumbrados sin ser algo reiterativo. Lo que comienza como una apacible oda al álbum blanco de The Beatles se llena de fuzz y deriva en un quilombo sonoro que es el que teñirá gran parte de las canciones del disco: hay una marcada intención de sonar distintos por parte de la banda, a lo largo de la totalidad del disco nos sorprenderán (sobre todo si escuchamos con auriculares) la cantidad de chiches sonoros y ruidos raros que aparecen de la nada en las canciones, seguramente producto de la improvisación en el estudio.




Todos los demás temas del disco van, decibeles más, decibeles menos, por la misma senda. Tanto “Random Name Generator”, como “The Joke Explained”, “You Satellite” y “Pickled Ginger” son muestras claras de lo anteriormente dicho. Aquí es más dificultoso rastrear su visión de la Americana y sus derivaciones. Como decíamos más arriba, el alt country no parece ser el foco en este caso; en los pocos momentos que amagan con eso (“Where Do I Begin”, “Taste the Ceiling”) todo termina en otra parte, dando rienda suelta al juego sonoro. Si bien podemos rastrear ciertas influencias como las ya mencionadas (la voz nasal onda Lennon de Tweedy, el álbum blanco, Sonic Youth en los pedales del capo de Nels Cline, etc.) quizás sea más difícil determinarlas claramente, pero lo que sí podemos decir es que en este disco en particular, ya sea por su arquitectura sonora, sus canciones con pasta de hit sin caer en lugares comunes, su sonido concentrado, experimental y expansivo a la vez y sus deliciosos juegos de guitarras, Wilco dialoga con la otra gran banda de los EE.UU. del momento, los texanos (pero de Austin que es como no ser texano) de Spoon. El tratamiento musical es similar al de la gran banda de Britt Daniel en su excelente They Want My Soul, uno de los mejores discos del año que pasó, sino el mejor.

Star Wars es el disco más urgente de los de Chicago, hecho comprobable incluso en las letras, que si bien no llegan a ser tan directas y reflexivas como las de Sky Blue Sky, (salvo “Taste the Ceiling” que sí va por este camino), dentro de su simpleza estructural -ver si no la letra de “More…”- dejan lugar para la abstracción, las rimas y la aliteración. El noveno álbum de la banda, si no contamos sus dos colaboraciones con Billy Bragg y su álbum en vivo, deja de lado lo retro y lo conocido y les permite reinventarse una vez más. Resta saber cuál será su próxima jugada.







(*) Este artículo fue publicado previamente en el Indie Hoy

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