martes, 2 de junio de 2015

El Hermano Menor de Arcade Fire

Conocido por ser el muchacho inquieto en los shows de la banda que lidera su hermano Win, Will Butler se pone el traje de solista y con Policy entrega un disco efectivo, refrescante y adictivo

No debe ser fácil ser el hermano de, menos cuando muchos deben pensar que Arcade Fire es propiedad exclusiva del matrimonio Win Butler-Régine Chassange. Pero el hermano menor de Win despoja de todo prejuicio y se presenta como un músico hecho y derecho, que regala un disco tremendo como lo es Policy, en el cual da sobradas muestras de versatilidad (y mucha onda).

El disco arranca con la garagera y movidita “Take my Side” y sigue con la irresistible y bailable “Anna”. Tan solo con dos temas el capo de Will ya sumerge en su mundo y engancha. Esto sucede porque uno de los aciertos claves del disco es la duración: con la urgencia del punk pero con una musicalidad mucho más rica que la inherente al mencionado género, a Butler le basta con solo ocho temas en 27 minutos para demostrar por qué es alguien a quien hay que tener en cuenta.




Desprejuiciado como pocos, Butler da claras cuentas de sus múltiples influencias, pero lo hace con el amor de un fan y la mixtura de quien gusta del eclecticismo. Hay de todo: funk a la David Byrne en “Something’s Coming”, baladas desoladoras en “Finish Where I Started” y “Sing to Me”, más (post) punk con “What I Want”, algo del gen inglés que va de Lennon a Supergrass en “Witness”, que cierra el disco, y hasta un poco de su propia banda en “Son of God”.




Will Butler no inventa la pólvora con este disco ni tampoco se puede pensar que se lo esté proponiendo, pero si de cantar a viva voz  y de bailar se trata, de pasarla bien y alegrarse con grajeas pop de tres minutos de duración, el hermano menor no solo lo consigue sino que además brinda una más que grata sorpresa. Redondo como pocos de los discos que han salido en lo que va del 2015, el del bueno de Will es una de las sorpresas más vigorizantes y una brisa de aire fresco entre tanta impostura.


(*) Este artículo fue publicado previamente en Revista Moog.uy

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