martes, 2 de junio de 2015

Hermanos de Sangre

Luego del cimbronazo que supuso Macumba (2009, Sondor/ Estamos Felices) tanto en su propia discografía como en la escena montevideana en su momento, Hablan por la Espalda (de aquí en más HPLE) ataca de nuevo luego de casi seis años de silencio discográfico -es cierto que salió Celebración en el 2012, pero el mismo estaba compuesto por lados B y versiones de Macumba más algún cover- con su nueva placa, Sangre (Little Butterfly/Laja/Algo/Rastrillo/GULP), en la cual siguen por la misma senda de su antecesor, mezclando su amor por The Doors, The Stooges y el hardcore de Black Flag de antaño con el candombe y el rock uruguayo de los ’70, al que todavía pocos conocen pero que, quizás gracias a ellos y a dicho disco, algunos más conozcan.

Si bien es notorio el nexo con su disco previo, en el cual los HPLE viraron del hardcore punk al candombe beat de El Kinto y Tótem y al rock ‘n’ blues de Opus Alfa, Jesús Figueroa y Días de Blues, pegando uno de los volantazos estilísticos más notorios y llamativos en el rock yorugua, lo cierto es que también pueden rastrearse otras influencias más ligadas al rock psicodélico latinoamericano (no sería desacertado decir que hay un “algo” del mejor Santana, el de los dos primeros discos) y al protopunk de Los Saicos.




El disco abre con la poderosa y, perdón por la redundancia, incendiaria “Himno del Incendio”, que deja bien en claro de qué va el disco. Sin embargo, en lugar de seguir por la misma línea, la banda baja unos decibeles para el tema que le sigue, “Puede Ser”, con la que nos indican que también hay lugar para la reflexión y lo introspectivo sin perder la fuerza. Pero estos momentos no duran tanto porque para el tercer tema nos llevan a un paseo a toda velocidad con “Cabeza de Moto”, tema que guiado por el serpenteante teclado nos lleva junto a ellos por un recorrido salvaje que te puede hacer “terminar en el hospital”. Pero el cambio de registro entre tema y tema (e inclusive dentro de un mismo tema) parece ser una de las máximas de la banda, ya que para el cuarto tema (“La Procesión”) puede desconcertarnos la voz de Fermín Solana al comienzo de aquel, para en el estribillo, volver a las fuentes. Así de desconcertante puede resultarnos también la “Canción del Remedio”, lo más cercano a una balada que podamos encontrar en toda la discografía de HPLE.

Así será el recorrido por los ocho temas que componen Sangre: cambiante, enérgico y visceral, producto de “dramáticas circunstancias atravesadas por integrantes de la banda durante los años 2012 y 2013” como dejan en claro en su cuenta de Bandcamp y hecho que no esconden en sus letras, que de tan sinceras y filosas, cortan. Los HPLE hacen catarsis, invocan a los que perdieron en el camino y siguen con el fuego encendido, como siempre, a mil por hora. Porque como reza uno de los temas, en los días más oscuros, fueron capaces de ver la luz.





(*) Este artículo fue publicado previamente en IndieHoy

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