Tras una intensa gira española para presentar "El Pimiento Indomable" junto a Kiko Veneno, Martín Buscaglia volvió a los escenarios montevideanos junto a los Bochamakers y la cosa se puso funk en La Trastienda.
En una extraña noche otoñal en Montevideo (no sé sabía muy bien si hacía frío o calor) que se convirtió de a poco en calurosa puertas adentro de La Trastienda Montevideo, Martín Buscaglia junto a los Bochamakers (Matías Rada en guitarra, Mateo Moreno en bajo, Martín Ibarburu en batería y Herman klang en teclados) dio un intenso (y extenso) show. Desde el vamos se nos anunció que iban a "tocar un buen rato". Y así fue.
Luego de una intro que amagó a convertirse en "Lavapiés (Jesus Is My Couch)" la banda arremetió con "Jaula de Motos" de su último disco de estudio en solitario "Temporada de Conejos", del cual también sonó inmediatamente "Oda a mi Bicicleta". Si bien al público uruguayo le cuesta quitarse la modorra eterna de encima (imagínense un miércoles), tímidamente lo fue haciendo gracias a Buscaglia y su banda. La temeraria y arrolladora base rítmica que conforman Ibarburu y Moreno, más los aportes invaluables de Matías Rada (con su guitarra funky-cósmica y el vocoder en los temas más P-Funk del show) y de Herman Klang en los teclados (que hacía que los Bochamakers sonaran como The Mothers of Invention de Frank Zappa por momentos, a Opa en otros) lograron la contundencia necesaria para que la gente coreara, aplaudiera y bailara. Cosas difíciles de lograr con el público vernáculo.
El show fue una sucesión de hits y a la vez un repaso por (casi) toda la carrera del artista a excepción de su primer disco "Llévenle": sonaron temas del excelente e inhallable "Plácido Domingo" (que pide reedición urgente) como "Mil Cosas", "Lagartija", "El sol", "La Vanidad es una Mala Dieta Para Amar" y el "Candombe de la Parra"; de su ya clásico e indispensable "El Evangelio Según mi Jardinero" del 2006 (¡Ya tiene casi diez años!) también hubo un generoso repaso, que incluyó "Ante la Duda Todo", "Vagabundo", "Presiento que Esta Noche Soy un Lirio", la mencionada "Lavapiés", "Chúpame la Mente Cable" (alta versión) y para el bis, "Trivial Polonio" (a la que encaró solo con su guitarra) y "Cerebro, Orgasmo, Envidia y Sofía". Pero el final no quedo por ahí, ya que el cierre fue con "No Vamos a Cambiar Nunca", también de "Temporada de Conejos". Entre medio de todo esto -y si bien se debe haber cansado de tocarlos por España- Buscaglia no desatendió su disco en colaboración con el maestro Kiko Veneno y se despachó con versiones de "Sagrado Salado" y "América es más Grande" (si usted no vio su desopilante video dirgido por Albert Plá, hágalo).
Mención aparte merece el hecho de que haya tenido su propio set dentro del show Antolín. Desconcertante y bizarro para quienes no lo conocían previamente, fervorosamente celebrado por quienes si lo hacían, el performer canto tres de sus temas, en los que, entre curiosos ademanes y movimientos espasmódicos hizo reir y desvariar al público. Manuel Núñez, tal es su verdadero nombre, es una leyenda del under post dictadura en Uruguay que tuvo su momento de gloria cuando en El Show del Mediodía -sí, el de Cacho De la Cruz- tenía su "momento creativo" (chequeen si no el canal Antolín Show en You Tube).
Buscaglia vino, funkeó y venció en Montevideo. Esperaremos más versiones de este multifacético artista, sea en su versión hombre orquesta, junto a los Payadores Anónimos o, por qué no, nuevamente con los Bochamakers, para seguir haciéndose la bocha.
En una extraña noche otoñal en Montevideo (no sé sabía muy bien si hacía frío o calor) que se convirtió de a poco en calurosa puertas adentro de La Trastienda Montevideo, Martín Buscaglia junto a los Bochamakers (Matías Rada en guitarra, Mateo Moreno en bajo, Martín Ibarburu en batería y Herman klang en teclados) dio un intenso (y extenso) show. Desde el vamos se nos anunció que iban a "tocar un buen rato". Y así fue.
Luego de una intro que amagó a convertirse en "Lavapiés (Jesus Is My Couch)" la banda arremetió con "Jaula de Motos" de su último disco de estudio en solitario "Temporada de Conejos", del cual también sonó inmediatamente "Oda a mi Bicicleta". Si bien al público uruguayo le cuesta quitarse la modorra eterna de encima (imagínense un miércoles), tímidamente lo fue haciendo gracias a Buscaglia y su banda. La temeraria y arrolladora base rítmica que conforman Ibarburu y Moreno, más los aportes invaluables de Matías Rada (con su guitarra funky-cósmica y el vocoder en los temas más P-Funk del show) y de Herman Klang en los teclados (que hacía que los Bochamakers sonaran como The Mothers of Invention de Frank Zappa por momentos, a Opa en otros) lograron la contundencia necesaria para que la gente coreara, aplaudiera y bailara. Cosas difíciles de lograr con el público vernáculo.
El show fue una sucesión de hits y a la vez un repaso por (casi) toda la carrera del artista a excepción de su primer disco "Llévenle": sonaron temas del excelente e inhallable "Plácido Domingo" (que pide reedición urgente) como "Mil Cosas", "Lagartija", "El sol", "La Vanidad es una Mala Dieta Para Amar" y el "Candombe de la Parra"; de su ya clásico e indispensable "El Evangelio Según mi Jardinero" del 2006 (¡Ya tiene casi diez años!) también hubo un generoso repaso, que incluyó "Ante la Duda Todo", "Vagabundo", "Presiento que Esta Noche Soy un Lirio", la mencionada "Lavapiés", "Chúpame la Mente Cable" (alta versión) y para el bis, "Trivial Polonio" (a la que encaró solo con su guitarra) y "Cerebro, Orgasmo, Envidia y Sofía". Pero el final no quedo por ahí, ya que el cierre fue con "No Vamos a Cambiar Nunca", también de "Temporada de Conejos". Entre medio de todo esto -y si bien se debe haber cansado de tocarlos por España- Buscaglia no desatendió su disco en colaboración con el maestro Kiko Veneno y se despachó con versiones de "Sagrado Salado" y "América es más Grande" (si usted no vio su desopilante video dirgido por Albert Plá, hágalo).
Mención aparte merece el hecho de que haya tenido su propio set dentro del show Antolín. Desconcertante y bizarro para quienes no lo conocían previamente, fervorosamente celebrado por quienes si lo hacían, el performer canto tres de sus temas, en los que, entre curiosos ademanes y movimientos espasmódicos hizo reir y desvariar al público. Manuel Núñez, tal es su verdadero nombre, es una leyenda del under post dictadura en Uruguay que tuvo su momento de gloria cuando en El Show del Mediodía -sí, el de Cacho De la Cruz- tenía su "momento creativo" (chequeen si no el canal Antolín Show en You Tube).
Buscaglia vino, funkeó y venció en Montevideo. Esperaremos más versiones de este multifacético artista, sea en su versión hombre orquesta, junto a los Payadores Anónimos o, por qué no, nuevamente con los Bochamakers, para seguir haciéndose la bocha.
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