Una vez más, casi sin dejarnos recuperar de lo que fue lo de Franz Ferdinand, los montevideanos fuimos testigos de otro gran show, también en La Trastienda, que esta vez tuvo como protagonistas a los (o las) enormes Queens of the Stone Age. Un recital de rock con mayúsculas.
Ya fue hace mucho. Si la semana pasada nos daba la impresión que Franz Fedinand había venido hacía tiempo (no habían pasado dos años aun) imagínense lo largo que pareció el tiempo entre aquella inesperada primera visita de los Queens Of The Stone Age allá por el 2010 y el martes pasado. Era demasiado, y al menos para quien esto escribe, dentro del extraño contexto que se dio todo, uno pensaba que no volverían, ya que entre su primera visita y esta última habían vuelto a la vecina orilla. Lo que quitaba más aun las esperanzas de volver a verlos por acá.
Aquel 2010 Montevideo recibió a la banda en el marco de un falso y fallido Pilsen Rock que, años después de sus originales e históricas ediciones en Durazno, se trasladó a la Rural del Prado (!) aquí en la capital. Fue el número de cierre tras haber dado sus shows No Te Va Gustar y un ofendídismo Andrés Calamaro que nos dijo algo cierto pero de modo ofensivo y pelotudo. El line up sabía a ravioles con dulce de leche: la banda más popular de Uruguay (lo siguen siendo), más Calamargo en plan viejo choto caprichoso (lo sigue siendo), más una de las bandas más importantes del rock a nivel mundial del momento (lo siguen siendo). Lo ecléctico de los números participantes se vio reforzado por el contexto: la garufa se llevó a cabo en un predio en donde por lo general se premia los mejores especímenes de vaquitas y los caballitos revuelcan a algún que otro intrépido y fue organizado por una de una de las marcas más importantes de cerveza. A pesar de ello promediando el show de Don Andrés se quedaron sin stock del dorado y preciado brebaje.
Todo esto debe mencionarse porque quienes nos quedamos aquella noche en la Rural (la mayor cantidad de la gente se fue, sí, se fue) vimos un muy buen show, pero difícil de disfrutar al máximo ya cansados de todo el trajín previo, la frustración por las calamareadas varias y la falta de cerveza. Lo que hizo del show del pasado martes una inmejorable oportunidad para revertir aquellos desafortunados recuerdos.
Esta vez tampoco estuvieron solos en el escenario, pero se trajeron a un hombre de confianza. Abrió el show el músico y productor chileno Alan Johannes, quien ha colaborado con los mismos Queens Of The Stone Age así como también en las diferentes agrupaciones que cada tanto reactiva el Josh Homme (Them Crooked Vultures, The Desert Sessions) y con otros amigotes de la casa como Mark Lanegan y Flea. El show calentó al público que celebró al pelado como uno más de los californianos quizás sin saber que en cierta forma lo es. Solito y con una extraña especie de gutarra-ukelele de cuadrada forma se metió al público en el bolsillo e hizo más exasperante la espera por ver al colorado Homme y compañía.
Para las 21:55 y con una sala un poco más llena salieron a escena los Queens y de ahí en más sólo hubo que flotar. Abrieron tal cual lo hace su último disco "Like Clockwork" con "Keep Your Eyes Pealed" y siguieron con dos temas de ese clásico que es "Songs For The Deaf", "You Think I Ain't Worth A Dollar, But I Feel Like A Millionaire" y "No One Knows". Después de semejante comienzo y de semejante sonido no hubo más que dejarse llevar y relamerse escuchando "Sick, Sick, Sick", más gemas de "Songs For The Deaf" como "First It Giveth" y un buen puñado de las excelentes canciones de su último y celebrado opus ("Smooth Sailing", "Fairweather Friends", "If I Had A Tail", "I Sat By The Ocean, "My God Is The Sun").
Antes del bis volvieron a su disco del 2002 con "Go With The Flow" y ya estábamos extenuados, pero no nos importó, queríamos mas y así fue. Sentadito al piano y poseído por el espíritu de Elton John, Josh Homme volvió al escenario con su banda y encaró su heavy soul siglo XXI con "The Vampyre Of Time And Memory" y remató nuevamente con otro clásico, ese que amamos y sentimos propio quienes los escuchamos desde hace algún tiempo, el tremendo "A Song For The Dead", para el cual la gente se abrió para dar paso al mosh más radical de la noche. Algunos se quedaron con las ganas de "The Sky Is Falling" y su clásico "Feel Good Hit Of The Summer" o "Make It Wit Chu", pero poco importó. Fueron casi dos horas de éxtasis rockero en tiempos de baile, aunque el groove y las ganas de moverse nos se hayan perdido. Los chicos querían rock y lo tuvieron.
Bien Julito!
ResponderEliminarComparto la crónica de ambos shows.
Abrazo,
Mauro.
Gracias Mauro!
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