Colmada y con un fervor inusual en el público montevideano, La Trastienda recibió a los escoceses (que siguen perteneciendo al Imperio británico) de Franz Ferdinand, a menos de dos años de su primer visita a nuestro país. Un show completísimo que demostró la capacidad y poder del buen pop.
A diferencia de aquel Teatro de Verano de un ya lejano 2013, en el que también dieron un gran show, esta vez el marco era de lujo. Es una situación privilegiada poder ver a Franz Ferdinand en una sala para 700 personas. Por un momento todo pareció primer mundo: un público agitador y muy bien vestido que coreaba y cantaba en inglés, las vallas (que nunca están) que apartaban a quienes llegaban al local de los estuches con inmensos equipos y amplificadores y el precio mismo de la entrada.
Adentro la distancia entre banda y público ya no eran de primer mundo, en el cual tocan para multitudes en estadios o grandes festivales. El vallado que estaba afuera servía como contención para que la gente no usara de asientos los enormes estuches, sólo eso. Ahí estuvo el diferencial con lo que puede ser un show de los escoceses en cualquier ciudad de Europa. La banda como siempre estaba encendidísma, pero esta vez el ida y vuelta entre los músicos y el público era más palpable por lo acotado e íntimo de la sala, que ni bien comenzó el show con los primeros acordes de "Dark of The Matinee" se volvió un infierno encantador: cientos de cuerpos transpirados (si alguien no transpiró que nos cuente cómo hizo) bailando, cantando y vitoreando un setlist irreprochable que siguió con "No You Girls" y "Evil Eye" del último disco. A esa altura todos estaban (estábamos) rendidos ante la banda. Alex Kapranos y compañía tienen un aura calculadora y distante pero no se les puede negar que saben como manejar un show, jugando con las pausas, las bajadas y cambios de ritmo e inclusive con las luces, para dar teatralidad y generar la histeria colectiva. !Hasta hicieron agachar a todo el público en un momento!
Estuvieron todos los temas que el fanático acérrimo y el escucha casual querían llegar a oir, de "Take Me Out" y "Michael" de su primer disco a su más reciente corte "Stand On The Horizon", pasando por "Walk Away", "Dou You Want To", la groovera "Uliyses" y volviendo a su repertorio más reciente con "Brief Encounters" (uno de los pocos momentos "lentos" del recital) y "Love Ilumination". No faltó nada.
Para el final, se despacharon con una colgada versión de "This Fire" que fue el cierre perfecto y la última entrega de energía total antes de los bises y el ya conocido numerito de la batería, en el que los cuatro integrantes de la banda le dan palo al mencionado instrumento. Dicho momento convirtió a La Trastienda en una sala de baile tribal e hipnótico.
Volvieron y cuando parecía que ya no les quedaban temas por sacar de la galera metieron " Right Thoughts, Right Words, Right Action" que da nombre a su último disco, "Darts of Pleasure", a la que le mecharon "Outsiders" y para el cierre definitivo "Goodbye Lovers & Friends", también de su último disco, de la cual aprovechan parte de su letra para despedirse del público que, esta vez, pareció traído de otro lado.
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