Uno de los discos de los que más se habló sin aun haber salido a la venta y que más expectativas generó en lo que va del 2015 fue sin dudas el de Tame Impala. La banda liderada por Kevin Parker edita nuevo material después del aclamado y consagratorio Lonerism (2012) y se mueve hacia adelante en su nuevo disco, sin por ello perder el gen psicodélico.
La psicodelia según la banda australiana no se reduce a los sonidos característicos de los 60 y eso queda en claro en Currents (Interscope), en el que toman el control los sintes y las programaciones dignas de los 80 pero siempre con un pie en el futuro. Con abundante uso de efectos de voz y en las guitarras Tame Impala le añade un carácter bailable y a la vez barroco a sus nuevas canciones. “Let It Happen”, que abre el disco, es una clara muestra de ello. Grandilocuente y con un sonido inicial que es algo así como el sonido de la felicidad, el tema de más de siete minutos de duración es el mejor comienzo que podía tener el disco y marcará la tónica del mismo: baile, experimentación, psicodelia y espíritu soul.
No sólo el mencionado tema pide pista. A lo largo de toda la obra, Parker y los suyos nos inducen al baile. Pueden sonar tanto autotuneados como Daft Punk (el mencionado “Let it Happen”) así como al Michael Jackson de Off The Wall (“The Moment”, “The Less I Know The Better”) sin por ello perder la esencia. Las búsquedas y la ejecución son las mismas pero el sonido se expande. Quizás algo de eso tenga que ver la fuerte participación de Kevin Parker en el último disco de Mark Ronson (Uptown Special), en cuyo proceso se debe haber empapado en soul y R&B, que es lo que este disco respira. No sólo en los temas más “bailables” sino también en los más introspectivos (“Yes, I’m Changing”, “’Cause I´m a Man”).
Si bien el disco suena esperanzado, lo cierto es que también es un disco de ruptura, en el que Parker exorciza demonios y se posiciona como personaje principal de sus canciones. Honesto y frontal, a veces discutible (como en el estribillo de “’Cause I’m a Man”), el líder de Tame Impala mira hacia el futuro según su visión de las cosas. En esta búsqueda el todo puede resultar imperfecto, cómo no (resultan medio inexplicables los temas tipo interludios como “Nangs” y “Gossip”, que no aportan demasiado en cuanto a lo sonoro), pero como en toda búsqueda, lo que queda es la satisfacción final, que llega con un muy buen cierre como es “New Person, Same Old Mistakes”.
Tame Impala pone alta la vara para quienes vengan después de ellos, como Temples, Toy o Unknown Mortal Orchestra, porque no sólo generan un disco de transición con Currents sino que expanden el sonido de la nueva psicodelia hacia lugares que todavía otros no se han animado, contaminándolo del pop más radial y menos intelectual que pueda haber en la vuelta. Resta esperar, por ahora tenemos Tame Impala para rato.
(*) Este artículo fue publicado previamente en Indie Hoy.
La psicodelia según la banda australiana no se reduce a los sonidos característicos de los 60 y eso queda en claro en Currents (Interscope), en el que toman el control los sintes y las programaciones dignas de los 80 pero siempre con un pie en el futuro. Con abundante uso de efectos de voz y en las guitarras Tame Impala le añade un carácter bailable y a la vez barroco a sus nuevas canciones. “Let It Happen”, que abre el disco, es una clara muestra de ello. Grandilocuente y con un sonido inicial que es algo así como el sonido de la felicidad, el tema de más de siete minutos de duración es el mejor comienzo que podía tener el disco y marcará la tónica del mismo: baile, experimentación, psicodelia y espíritu soul.
No sólo el mencionado tema pide pista. A lo largo de toda la obra, Parker y los suyos nos inducen al baile. Pueden sonar tanto autotuneados como Daft Punk (el mencionado “Let it Happen”) así como al Michael Jackson de Off The Wall (“The Moment”, “The Less I Know The Better”) sin por ello perder la esencia. Las búsquedas y la ejecución son las mismas pero el sonido se expande. Quizás algo de eso tenga que ver la fuerte participación de Kevin Parker en el último disco de Mark Ronson (Uptown Special), en cuyo proceso se debe haber empapado en soul y R&B, que es lo que este disco respira. No sólo en los temas más “bailables” sino también en los más introspectivos (“Yes, I’m Changing”, “’Cause I´m a Man”).
Si bien el disco suena esperanzado, lo cierto es que también es un disco de ruptura, en el que Parker exorciza demonios y se posiciona como personaje principal de sus canciones. Honesto y frontal, a veces discutible (como en el estribillo de “’Cause I’m a Man”), el líder de Tame Impala mira hacia el futuro según su visión de las cosas. En esta búsqueda el todo puede resultar imperfecto, cómo no (resultan medio inexplicables los temas tipo interludios como “Nangs” y “Gossip”, que no aportan demasiado en cuanto a lo sonoro), pero como en toda búsqueda, lo que queda es la satisfacción final, que llega con un muy buen cierre como es “New Person, Same Old Mistakes”.
Tame Impala pone alta la vara para quienes vengan después de ellos, como Temples, Toy o Unknown Mortal Orchestra, porque no sólo generan un disco de transición con Currents sino que expanden el sonido de la nueva psicodelia hacia lugares que todavía otros no se han animado, contaminándolo del pop más radial y menos intelectual que pueda haber en la vuelta. Resta esperar, por ahora tenemos Tame Impala para rato.
(*) Este artículo fue publicado previamente en Indie Hoy.